Mujeres Infantes: Las Reinas de las Batallas

¡Hola! Soy la Teniente Javiera Sepúlveda García y hoy, en un nuevo aniversario del Día Internacional de la Mujer, les quiero contar cómo me convertí en la primera oficial del Arma de Infantería del Ejército de Chile.

Cuando entré a la Escuela Militar no conocía bien las diferencias entre las armas y servicios en los que se organiza nuestra Institución. Como consecuencia, los primeros años como alumna del Alcázar no me preocupó mucho el tema de tener que elegir una de esas alternativas. No obstante, y a pesar de lo difícil que se me hacía, lo que más me motivaba era ir a campaña o cuando tenía que entrenar con la rama de montaña. Creo que estas fueron las primeras luces de lo que sería mi incipiente carrera profesional como oficial del Ejército de Chile.

Sin que disminuyeran las dificultades propias de la vida en terreno, la pasión por esta forma de vivir la carrera militar se me fue revelando con el tiempo. Como sub-alférez del curso militar, participé de un periodo práctico de dos meses en la Escuela de Artillería. Allí, me correspondió pasar toda una FFICI (fase formación inicial del combatiente individual) con los soldados recién acuartelados en esa unidad. El poder contribuir en la formación de esos jóvenes tomando como base la instrucción de un combatiente individual me permitió vislumbrar la senda que quería recorrer al momento de emprender el vuelo desde el Alcázar. Mi corazón me decía claramente que mi lugar no estaba en una oficina haciendo papeles. Era evidente que quería ser oficial de arma. Hasta ese entonces, las mujeres podíamos elegir entre telecomunicaciones, ingenieros y artillería, permaneciendo las armas de combate (caballería blindada e infantería) reservadas sólo para hombres.

Con el abanico de posibilidades un poco más definido, solo me restaba saber cuál era el arma que debía elegir. Fue durante ese mismo período que recibimos la increíble noticia que por primera vez en la historia del Ejército de Chile, las mujeres podrían formar parte de las armas de combate, disponiéndose posteriormente, la apertura de dos vacantes para el arma de caballería blindada y dos para infantería. Eso era todo lo que yo necesitaba saber… Mi objetivo entonces fue convertirme en una oficial de infantería lo que vi hecho realidad pocos días antes de egresar cuando, junto a mis compañeros de la promoción 2016, elegimos nuestras armas y servicios. La felicidad fue aún mayor cuando mis dos mejores amigas se convirtieron en las primeras oficiales del arma de caballería blindada.

Pero este camino no ha sido fácil, aunque tampoco esperaba que lo fuera… Durante el curso básico de infantería yo era la única mujer entre 54 oficiales que realizamos dicho curso. La verdad tuve mucho miedo, no necesariamente por no creerme capaz de superar los desafíos de la formación como infante, sino más bien por pensar que los instructores me hicieran todo más difícil para que me fuera del curso y así, seguir manteniendo a la infantería reservada para hombres. Debo decir que mi miedo absolutamente infundado ya que el curso fue duro para todos. Los instructores no hicieron diferencia alguna conmigo por ser mujer; eso lo agradeceré toda mi vida.

Pero también tuve un miedo que pude palpar de cerca. Si bien los hombres y mujeres somos capaces de hacer muchas cosas, también es cierto que las mujeres y los hombres no somos iguales. No por el hecho de ser infante entonces uno pasa a ser un hombre. Esto no es así. Fisiológicamente no somos iguales. En términos generales, mis compañeros llegaban en mejores condiciones que yo de una marcha o en algunas otras actividades que requerían cargar peso o recorrer largas distancias. Creo que, en general, yo requería el doble de preparación para poder lograr los objetivos y para ello, las mujeres tenemos convicción de sobra. Eso fue lo que traté de hacer todos los meses de curso básico, ponerle empeño y entrenar para estar al mismo nivel de mis compañeros que, dicho sea de paso, siempre me apoyaron mucho moralmente, por lo que les guardo mucho cariño a todos.

Mi primera destinación fue el Glorioso Regimiento N°6 “Chacabuco”. En este lugar reafirmé mi vocación como infante. Todos esos años me desempeñé como comandante de sección de fusileros, comandante de pelotón de reconocimiento llegando incluso a desempeñarme como comandante de la compañía plana mayor y logística del batallón de infantería. En ese mismo período pude servir a mi país durante las operaciones realizadas en el marco de los estados de excepción constitucional de emergencia y de catástrofe decretados en distintas partes del territorio nacional.

El año 2023 fui destinada al Regimiento N°10 “Pudeto” en la ciudad de Punta Arenas donde nuevamente pude participar de las tareas que el Ejército cumple en la macro zona sur como comandante de sección. El entrenar en una zona del país como la Región de Magallanes es completamente distinto a hacerlo en otra zona del país. Las condiciones climáticas lo hacen todo más difícil, pero me encanta que hagamos todo de igual forma. No dejamos de entrenar por las bajas temperaturas, lo que requiere de la capacidad para motivar a nuestro equipo para que “aperren” con uno hasta el final y para eso estoy segura que mi condición de mujer es una fortaleza.

El 2024 tengo un desafío diferente. Estoy en mis últimos años en el grado de teniente por lo que se me ha encomendado desempeñarme como asesora de inteligencia y operaciones del Batallón de Infantería. Todos mis años desde que salí de la escuela militar he estado con soldados, pero creo que este es una etapa necesaria para ir ganando más experiencias y seguir creciendo en la carrera militar.

La verdad es que para mí ha sido un verdadero privilegio ser la primera mujer oficial del arma de Infantería. Esto me ha significado trabajar arduamente para mantenerme entrenada, tanto en la parte física como en la intelectual y espero seguir mejorando para poder estar a la altura de los desafíos, estando consciente de las debilidades y fortalezas que tengo como mujer y de las que estoy segura el arma de Infantería se va a beneficiar, por el complemento natural que existe cuando hombres y mujeres trabajamos juntos con un objetivo común.

Finalmente, les cuento que hoy en día ya somos más de veinticinco las mujeres oficiales y suboficiales que formamos parte del Arma Reina de las Batallas. Esperamos ansiosas seguir marcando la senda para todas las futuras infantes, donde junto a nuestros compañeros servimos codo a codo para continuar siendo parte de una de las instituciones más importantes y trascedentes de Chile.

Feliz día de la Mujer.

Fuente de la imagen: Sitio web de Los Angeles Times (https://www.latimes.com/)

3 thoughts on “Mujeres Infantes: Las Reinas de las Batallas

  1. Felicitaciones mi teniente, es un honor ser una soldado de infantería, independiente al escalafón, siempre miro sus fotos donde sale el viejo y recordado Pudeto, donde fui soldado desde el 90 al 92, en la compañía de morteros del primer batallón de infantería. Un especial saludo en este día de la mujer. Perteneciente a nuestra Chilena infantería.

  2. Wow. Solo digo wow!! Admiración total para ti Javiera! Saludos desde Villarrica.

  3. Quedan cordialmente invitadas a las cumbres shooting club para que pasen una tarde entretenida conociendo del deporte IDPA
    Somos el único club con polígono de tiro para civiles certificado y con patente comercial en Punta Arenas

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