En la película 300, el rey Espartano Leonidas, al ser consultado por Efialtes si éste podía ser aceptado dentro de la falange que se defendía en la Termópilas, le solicita levantar su escudo por sobre la cabeza para demostrar que podía defender al hombre a su costado. Luego de intentar lo anterior, Efialtes falla en el requerimiento del rey, ante lo cual le explica que la falange espartana combate como una sola e indivisible unidad, donde cada soldado protege al hombre de su izquierda desde la pantorrilla hasta su cuello. Al no poder alzar su escudo, Efialtes no esta en condiciones de asumir la responsabilidad antes mencionada y, por lo tanto, no puede combatir como parte de la falange.
Este relato demuestra el valor de las habilidades físicas de cada soldado, las cuales carecen de relevancia si no se enfocan en la capacidad colectiva de la unidad. A un comandante de sección no le interesa tener un excelente corredor de fondo en su unidad que recorra 10 kilómetros en 35 minutos y el resto de la unidad llegue más tarde. Lo que le interesa al comandante es que toda la sección corra los 10 kilómetros y llegue al final del recorrido en el mínimo tiempo, ya que, en una operación militar, es la sección completa la que tendrá que alcanzar el objetivo para cumplir la misión. En consecuencia, una unidad implica la unión de sus integrantes que actúan bajo un propósito común: cumplir con la misión. En virtud de ello, es necesario valorar algunos beneficios del enfoque colectivo del entrenamiento físico, el cual potencia la capacidad física de los integrantes de la unidad con acento en la misión.
A través de estas breves palabras, se expondrán tres beneficios que posee el enfoque colectivo del entrenamiento físico, que a juicio del autor contribuyen a fortalecer la capacidad física individual del personal y a potenciar la capacidad de combate de las unidades militares.
El primer beneficio lo compone la instancia que provee el entrenamiento físico a los comandantes para identificar el comportamiento de sus subordinados bajo situaciones de estrés. Lo anterior, se refiere principalmente a evidenciar las conductas y actitudes que adoptan los diferentes miembros de la unidad ante situaciones de apremio físico, pudiendo observar fortalezas y debilidades, que aportan en su conjunto al conocimiento entre pares y subordinados, siendo una herramienta para posibles mentorías en función de incrementar las capacidades del personal. Para lograr lo anterior, el entrenamiento tiene que ser desafiante en cuanto a la exigencia por cumplir durante la sesión y, además, se deben privilegiar aquellas dinámicas donde se trabaje en grupo: parejas, tríos, equipos; de tal forma de que se asuman roles en torno a las tareas por cumplir y se puedan realizar mejores observaciones de comportamiento en lo colectivo.
El segundo beneficio, lo constituye la oportunidad que tienen los comandantes de demostrar el ejemplo personal frente a sus subordinados, entrenando junto a ellos y ejecutando los mismos ejercicios desafiantes que ellos realizan. Gracias a esta aproximación, cada comandante puede validarse frente a sus subordinados, al compartir las mismas exigencias que vive su unidad en el entrenamiento físico. Lo anterior, complementa de gran manera la percepción que pueden tener los subordinados de sus respectivos mandos, derivada del trabajo diario en ejercicios, entrenamientos de combate o de la vida de cuartel.
El tercer beneficio lo constituye la posibilidad de optimizar el espíritu de cuerpo de la unidad por medio de la identificación individual de las propias debilidades respecto del grupo; principalmente en lo relativo a valorar la mantención del estado físico individual en función a la capacidad colectiva de la unidad, teniendo como estado final deseado que cada miembro de la unidad se conciba a sí mismo como un valor agregado de esta, y no una limitante a las habilidades que aportan el resto de sus integrantes. Para lograr esto, se pueden utilizar entrenamientos que consideren traslados en camillas, marchas con accesorios de peso que deban ser transportados en común o ejercicios en parejas. Lo anterior genera la preocupación individual cuando el esfuerzo colectivo no pueda ser compartido de igual forma por todos los miembros del equipo o unidad de trabajo, dejando que la presión de grupo también incida sobre el individuo, invitándolo a aceptar el desafío de mejorar su rendimiento físico, gracias a la cooperación que produce el trabajo de equipo.
En conclusión, los beneficios expuestos solo forman parte de muchos otros que pueden ser atribuidos al entrenamiento físico militar con enfoque en lo colectivo. Sin embargo, a modo de síntesis se sugiere tener presente lo siguiente:
- La planificación del entrenamiento debe incluir actividades que generen un grado de estrés que permitan a los comandantes, observar cualitativamente a sus subordinados y en paralelo, aporten al conocimiento entre pares.
- Los comandantes deben entrenar con sus unidades en forma constante, con el propósito de exigir mediante el ejemplo personal.
- La planificación del entrenamiento debe considerar ejercicios en los cuales se enfatice el esfuerzo en trabajos de grupo, donde aquellos que posean ciertas debilidades en algún aspecto físico, las puedan identificar y se motiven a mejorarlas en función a cooperar de mayor forma al esfuerzo colectivo.
Para finalizar, es importante que tanto comandantes como subordinados asuman el compromiso de que, al haber escogido la carrera de las armas, han perdido el derecho a poseer un mal estado físico y no estar en óptimas condiciones de ejecutar las misiones que se asignen, ya que se es responsable de algo cuya importancia sobrepasa el bienestar individual y que se refleja en la capacidad de salvar o no, la vida de un compañero en combate.
“Entrenen como si la vida de un compañero dependiera de ello, porque así lo es”
Militar con 10 años de experiencia, que ha servido en unidades de armas de combate y especialidades.
Buen artículo, no hay que perder de vista en entrenamiento físico colectivo. A veces nos centramos en el rendimiento individual dejando de lado esta otra perspectiva. Kudos!! Al autor y sigan creciendo en este espacio.
Recuerdo cuando realizé el servicio militar en batallón germania un teniente nos decía “mientras más sudes en la paz, menos sangras en la guerra”. Al leer su artículo, con el que estoy de acuerdo, pensé ¿y quién organiza los ejercicios? ¿tienen preparadores físicos militares asesores? Además creo la exigencia debe complementarse con la alimentación, además de tener en cuenta que el grupo tendrá períodos de mayor rendimiento y menor rendimiento, que se deben adecuar a los ejercicios solicitados. Finalmente me refiero a que debiese existir una mirada integral del ejercicio del grupo colectivo. Muy buen Blog!
Gracias por comentar Cristian . Sin duda una mirada integral es la que mayor utilidad proporciona. Saludos
Muy buen articulo, es muy cierto lo que dice rodrigo del entrenamiento colectivo, lo que si es importante que el entrenamiento comience en forma individual para poder conocer uno mismo sus fortalezas y debilidades y posteriormente seguir en lo colectivo, ya que la gran mayoría de las tareas que se ejecutan en el campo de batalla son en forma colectiva, busca el beneficio de la unidad y finalmente lo mas importante el cumplimiento de la misión.
Con respecto al primer punto expuesto en el articulo, es muy cierto lo que se expone, ya que a medida que el entrenamiento va subiendo de intensidad y va buscando atacar ciertos niveles fisiológicos, se detecta como un integrante de la unidad, puede soportar la fatiga, el estrés y resolver en situaciones estresante, situaciones que son lo mas real a lo que se puede llegar a vivir en combate.
Gracias por comentar y difundir Pablo. Que bueno que sea de utilidad. Felicitaciones al autor!!