Resulta difícil ser soldado sin nunca antes haber escuchado hablar acerca de las hazañas del “Zorro del Desierto”. Las grandes proezas del Mariscal Rommel, lo han llevado a ser considerado como uno de los mejores comandantes de todos los tiempos y uno de los generales más populares dentro del Tercer Reich. Pero lo anterior no es producto del azar ni de la propaganda llevada a cabo por Joseph Goebbels, aquel comandante hizo su nombre en combate, llegando incluso a obtener la admiración y el respeto de sus propios adversarios.
El presente artículo tiene por objetivo, analizar el estilo de mando del Mariscal Rommel a través de los pilares y atributos que establece el Modelo Integral de Liderazgo. Estos se definen a través del “Ser”, “Saber” y “Hacer”, con sus respectivos atributos, el “Intelecto”, el “Ejemplo Personal”, y el “Carácter”; de esta forma, se busca demostrar el baricentro[1] que se forma entre los tres vértices de este triangulo llamado “Liderazgo” en la persona de Rommel.
Rommel, en sus memorias, manifiesta que “El mérito y el valor del soldado se medirán por sus condiciones físicas, su inteligencia, dinamismo, nervio, obstinación, atrevimiento y estoicismo. El comandante requiere dichas cualidades todavía en mayor medida y al mismo tiempo ser excepcional en dureza, muy devoto de sus hombres y hábil conocedor del terreno y del enemigo”. Esta afirmación expone la visión de Rommel, respecto a que un comandante para lograr el cumplimiento de su tarea en combate, debía cultivar el intelecto a través del estudio de las ciencias militares; mandar, a través del ejemplo personal con la intención de conocer a cabalidad las fortalezas y debilidades de su unidad; y finalmente, ejercer el mando con carácter, impulsando a sus hombres a desarrollar el temple y las habilidades que los llevarían al límite de sus capacidades físicas y psicológicas durante el combate, logrando muchas veces conquistar un objetivo que parecía imposible.
Si analizamos al Zorro del Desierto desde la perspectiva del “Intelecto”, desde temprana edad en la Academia Militar de “Dresde”, el pequeño Erwin desarrolló las habilidades que lo llevarían en el futuro a ejercer el mando en combate con gigante brillantez. Tal como lo establece en su afamada obra “La Infantería al Ataque”, Rommel dedicó un sagrado culto al estudio de las ciencias militares, específicamente a conocer a cabalidad a su adversario y el terreno en el cual se desarrollaban las operaciones militares. Conocida es su grandiosa hazaña en “Caporetto” al tomar prisioneros a miles de soldados italianos sin disparar un solo tiro; o bien, al mando de la 7ª División Panzer en la primera campaña de Francia, al ordenarle al comandante de una batería antiaérea disparar sus cañones “Flak 88” sobre el grueso de las unidades blindadas adversarias que buscaban detener el avance alemán luego de la ruptura de las Ardenas. Sin duda, el “Intelecto” es un atributo que el Mariscal Rommel desarrolló durante toda su carrera militar de impresionante forma, tal como lo afirma Sir Basil Lidell Hart refiriéndose a Rommel al mencionar que: “El don de mando es el dínamo que mueve los vehículos en las batallas y sin el cual, de nada serviría la habilidad del conductor. Gracias a la influencia de una dirección eficaz, las tropas rinden, a veces, más de lo que pudiera imaginarse”.
Por otra parte, si se busca analizar al afamado comandante a través del “Ejemplo Personal”, es posible darse cuenta que el espíritu de soldado, arrojo y valor siempre estuvieron presente durante todos sus años en combate. En este sentido, Rommel manifiesta que “No hay trabajo mejor que el de comandante de compañía. Ganarse la confianza de los hombres exige mucho del mando. Debe tener cuidado y precaución, cuidar de sus hombres, vivir bajo las mismas penalidades y sobre todo imponerse autodisciplina. Pero una vez que tiene su confianza, sus hombres lo seguirán a través de viento y marea”. Sin duda alguna, el “Ejemplo Personal” es un atributo que el mariscal cultivó desde temprana edad, desde su designación como comandante de una sección de fusileros en el frente occidental en la Primera Guerra Mundial, hasta ser designado como comandante del Grupo de Ejércitos “B” en la 2ª Campaña de Francia en la Segunda Guerra Mundial. Rommel siempre mandó desde el frente, junto a las unidades de primera línea, hecho que incluso lo llevó a ser fuertemente criticado por los generales alemanes de la época.
Finalmente, si se busca analizar al Zorro del Desierto a través del “Cáracter”, es posible darnos cuenta que Rommel poseía un carácter fuerte y directo, exigiendo siempre el máximo esfuerzo y entrega de parte de sus hombres, hecho que es destacado por su Oficial de Operaciones en el “Afrikakorps” Mayor F. W. Von Mellenthin, quien en su obra “Panzer Battles” describe que en una oportunidad en la cual se encontraban sobrevolando el teatro de operaciones y durante un ataque, sin mediar ninguna circunstancia un Capitán detuvo el avance de su Compañía, lo cual hizo que Rommel hirviera en colera depositando el siguiente mensaje en una botella y lanzándosela desde el aire: “A no ser que se ponga en marcha de inmediato, me veré en la obligación de descender de este avión y ordenárselo en persona… Rommel”. Si bien es cierto, el citado general poseía un carácter duro al exigir el máximo de sus tropas, también Von Mellenthin lo describe como alguien cercano, que en variadas ocasiones compartía una comida o bien una copa con sus soldados, cuadro permanente y oficiales, realizando bromas lo cual levantaba mucho la moral de los subordinados.
En conclusión, al analizar el desempeño de Rommel desde los tres atributos que componen el Modelo Integral de Liderazgo, es posible darnos cuenta que la fama obtenida por el Mariscal de Campo Erwin Rommel no es casualidad, si no que es consecuencia de un acendrado espíritu militar del cual provenía su carácter, un envidiable intelecto producto del sagrado culto al estudio de las ciencias militares y finalmente, de un abnegado ejemplo personal, demostrando siempre que un comandante lidera desde el frente.
[1] Baricentro de un triangulo, punto de intersección de sus medianas, es su centro de gravedad.
Me encanta Rommel, leí sus memorias como 5 veces, lastima el libro se me perdió.
Acertado artículo Fernando, lo leí con atención y destaco el gran ejemplo que podemos obtener del General Erwin Rommel estando siempre al frente de su unidad siendo un comandante presente.
Un abrazo