Bichos raros…..pero no tanto.

Encontrándome fuera de la Fuerza Terrestre por un período de estudios, una mañana en la que entrenaba marcha con equipo, la que me permite mantener un estado físico acorde a la profesión militar y fortalecer algunos de los atributos del MILE[1], pero por sobre todo me permite lo más importante: no olvidar que sigo siendo soldado.

Mientras realizaba esta actividad, observé mi entorno y tuve la impresión que era visto como un “bicho raro”, que mi actuar era visto como algo extraño, ajeno, fuera de lugar. De ser cierta mi impresión, estos serían los primeros síntomas que evidenciarían una disonancia cognitiva en quienes al ver mi actividad eran víctimas de cierto grado de tensión o incomodidad, porque algo no encaja en el modelo o la situación esperada por este grupo de individuos (al ver a un oficial relativamente antiguo que forma parte de una unidad enfocada a la docencia, marchando con equipo). Esta disonancia cognitiva se relaciona con los prejuicios y en alguna medida sesgos cognitivos.

Esta circunstancia me hizo recordar situaciones vividas en ejercicios previos, en donde el entrenamiento militar fue fundamental para el cumplimiento de la misión de mi unidad. Al referirme a entrenamiento militar, no sólo me refiero al área de la preparación física, sino que incluyo en este concepto al área del conocimiento táctico y técnico, y a los estresores que permitan fortalecerse mentalmente a un profesional de las armas, además de manera adicional, desarrollar atributos y competencias contenidos en nuestro modelo integral de liderazgo. De esta forma, la combinación de estas tres áreas, sumada a la rigurosidad, permiten a un soldado desempeñarse de manera adecuada en terreno, en operaciones de diversa índole y cumplir de la mejor forma posible con las tareas que se le asignan.

De acuerdo a mi experiencia profesional, me he formado la convicción, que la fase previa a la ejecución de ejercicios, despliegues u operaciones, constituye un aspecto fundamental para la acción eficiente de una unidad, además de permitir que se capitalicen en habilidades polivalentes que permitan responder a situación dinámicas, cambiantes y de alta incertidumbre (conocidas como VUCA[2]).

Dada la complejidad de quienes se encuentran fuera de la fuerza terrestre, para diseñar entrenamientos que cumplan con las características antes descritas, lo que se suma al escaso tiempo e infraestructura para realizarlas, quisiera dirigir este artículo a ese segmento, teniendo como propósito orientar o motivar al máximo de personas a incluirlo en sus rutinas de entrenamiento físico, siendo esencial para lo anterior nunca olvidar que somos soldados y que como tales, debemos mantener siempre vigente nuestras competencias basales. En mi opinión, el entrenamiento en gimnasios permite mantener una condición física aceptable para ejercer nuestra profesión, pero tiene un carácter individual, dejando de lado el desarrollo de otros.

Es un hecho que siempre existirán personas reacias a romper la inercia, a salir de la zona de confort, a alejarse del status quo, y en consecuencia seguirán manteniendo un entrenamiento físico alejado de los estándares y exigencias militares. Precisamente es aquí, donde aquellos que rompen esta inercia y salen de lo rutinario de un entrenamiento físico estándar, son vistos como “bichos raros”, haciéndolos ver distinto al resto del grupo. En este espacio de disonancia cognitiva, existe una oportunidad….una oportunidad de capitalizar en los deslindes de lo considerado  fuera de norma, lo extraño, lo poco común, pues al generar ruido, puede que también se genere interés. Es en ese momento donde podemos invitar a otros a plegarse al entrenamiento físico propio de un soldado, a mantenerse en contacto con las habilidades características del combatiente. Lo relevante, lo realmente importante, es tratar de ser un multiplicador de voluntad en el entorno, motivando a aquellos que mantienen un entrenamiento de características autocomplacientes, para que se atrevan a desarrollar sus capacidades basales en actividades físicas bajo una orientación militar y rigurosa.

No será fácil ejecutar este tipo de entrenamientos, debido a que existe la creencia de que para ejecutarlos se requiere de una infraestructura o espacio adecuado para ello, justificándose en base a aseveraciones como “es muy poco el tiempo para entrenar” o “no hay espacio ni medios”. La creatividad es importante para solucionar estos problemas, pero lo esencial es tener la voluntad de hacerlo. Ser un multiplicador de voluntad a través de esta herramienta, permite cimentar bases para el desarrollo de liderazgo y puede ser el catalizador de una unidad realmente cohesionada. Con suerte este artículo motivará a que más comandantes, mediante su ejemplo y la aplicación de este enfoque, arrastre a todos aquellos que quieran mantener vigentes las habilidades basales.

Algunas ideas para salir de lo estándar y trabajar colectivamente en tiempos y espacios reducidos son:

  1. Entrenamientos físicos funcional, una vez a la semana en tenida de combate sin implementos, sólo utilizando el peso corporal[3].
  2. Sesiones de entrenamientos que incluyan la solución de actividades cognitivas, como buscar una coordenada en una carta o arme y desarme de un armamento[4].
  3. Entrenamientos multiplanares[5], con la finalidad de fortalecer la coordinación, movimientos en los tres planos y generar nuevas conexiones cerebrales.
  4. Emplear recursos simples, equipo militar que este disponible en la unidad, bolsas roperas, fusiles, chalecos con placa, arnés, correas de suspensión etc.
  5. Trabajo en equipo, colectivo, utilizando el peso de la pareja para trabajar, fortaleciendo además el espíritu de cuerpo.

Finalmente, el entrenamiento de estas características constituye una herramienta potente para reforzar los atributos del liderazgo, el ejemplo personal es para nuestra profesión, uno de los pilares fundamental del liderazgo.

Recuerden incluir el área física, conocimiento táctico-técnico y liderazgo a la sesión de entrenamiento militar, siendo responsabilidad de todos cambiar la imagen de “bicho raro”. Aquel que continúe siguiendo un entrenamiento alejado a una orientación militar, es quien debiese ser catalogado como tal.

“Incrementen su conocimiento, sin dejar nunca de lado el fusil y la mochila.”

Notas al pie de página y referencias bibliográficas 

MINDEF. (2015). Entrenamiento para ambientes extremos. Madrid: MINDEF.

Rothkegel. (2015). Orígenes y significado conceptual de la profesión militar. Memorial del Ejército de Chile Nº 494, 27.

[1] Modelo integral de liderazgo del Ejercito de Chile. Mas información en www.cle.cl

[2] VUCA significa por sus siglas en inglés, volátil, incierto, complejo y ambiguo.

[3] Esta actividad, no requiere mucho espacio y utilizar tenida de combate sale de lo estándar.

[4] Combinar el entrenamiento físico con el área táctico-técnica.

[5] Movimientos en varios planos, involucrando gran cantidad de músculos que imitan gestos cotidianos de la vida.