Los paisajes atractivos de nuestra cordillera, plagados de mantos blancos sobre cumbres escarpadas, de esquiadores que logran un descenso casi perfecto por canalones abruptos y desafiantes y glaciares que nacen desde los lugares más puros de esta tierra, no muestran necesariamente, lo difícil que es llegar ahí. Esta dificultad la presentan la elección de rutas complicadas, el avance sobre acarreos, zonas de avalanchas o de “desprendimientos” que, en algunos casos, necesitan ser escaladas. Se suma el excesivo peso en la mochila dado el difícil acceso de la logística en escenarios montañosos y un frío que cala hasta lo más profundo de los huesos.
Estas condiciones hacen que todo se torne color gris y hace que cuestionemos realmente si queremos llegar a esa tan anhelada cumbre. Esta descripción sirve de analogía para cualquier desafío que nos tracemos en la vida, surgiendo entonces la pregunta ¿Cómo organizarnos, para poder cumplir con el objetivo que nos trazamos?
Toda aventura o desafío se inicia con un sueño y, en muchos casos, ese sueño va de la mano, con una aspiración profesional.
Ese sueño crece y la motivación aumenta, esa motivación se transforma en convencimiento y es en ese preciso momento cuando hay que atreverse. Para ello se deben dejar de lado las comodidades y disponerse a avanzar y empezar ese sacrificio que, si bien puede tener un final feliz, también puede quedar en algo a medias.
El entorno se vuelve algo esencial ¿Cómo dominarlo u obtener lo necesario de él para poder lograr el éxito? Los factores METTTC contemplados en nuestra doctrina pueden ayudar a darle mayor sentido:
MISIÓN: La misión siempre tiene que estar clara y debe ser el norte que guía todos los sentimientos que surjan, teniendo como precaución que nuevas motivaciones no vayan en perjuicio del estado final deseado, sea cual sea el objetivo planteado, por ejemplo: La Cumbre.
ENEMIGO: El análisis del enemigo debe ser muy realista y sincero ya que normalmente cuesta que salga a la luz, actuando como un adversario letal y en silencio. Este enemigo es difícil de identificar porque es uno mismo. Sí, aunque cueste creerlo somos nosotros los principales obstáculos para cumplir nuestras metas. Es así como nosotros somos los que detenemos el despertador para ganar más horas de sueño a costa del entrenamiento.
TERRENO: Dependiendo de cuánto uno se quiera exigir se elegirá el terreno adecuado. Lo importante ir progresivamente aumentando su dificultad para que nos ayude a convertirnos en hombres fuertes física y mentalmente. Viejos montañeses aluden a la importancia de tener ligada la mente con el corazón para enfrentar la hostilidad de la montaña y es, justamente eso, lo que se busca al entrenar y convencerse de lo necesario que es tener un cuerpo en forma, una gran garra y una mente fría para exigirnos en nuevos escenarios.
TROPAS DISPONIBLES: Simple, la persona es lo más importante. Por lo tanto, tenemos que tener un cuerpo aclimatado. El estudio de las cumbres dice que sobre los 8000 metros de altitud comienza la “zona de muerte” debido a la falta de oxígeno. El cuerpo comienza a perder su fuerza, disminuyen sus funciones y uno lentamente comienza a sentir los efectos. Va a ocurrir lo mismo con los obstáculos que pueden salir en el camino, la falta de sueño, el malestar corporal y la carga anexa de trabajo. Sobreponerse a eso, o mejor dicho, estar entrenado y acostumbrado es el trabajo que uno debe realizar, una buena aclimatación a escenarios complejos.
Para entender lo anterior, debemos salir de nuestra zona de confort. Esto es algo muy necesario pero que cuesta mucho (nadie dijo que sería fácil). Salir de esta zona es doloroso y el mundo tiende a irse sobre uno, sale algo de neblina y probablemente venga acompañado de un crudo invierno.
CONSIDERACIONES CIVILES: El entorno se convierte en algo esencial y el apoyo de la familia o de los amigos se transforma en un pilar fundamental para lograr las tareas diarias, completar así las semanas y meses de duro entrenamiento y preparación. En los momentos que toque descanso poder compartir y desligarse (solo un poco) del objetivo; todo esto con la finalidad de volver con más ímpetu a la ardua misión.
En resumen, un apoyo cercano es importante para la etapa de entrenamiento, llegada al campamento base y alcanzar la cumbre, se darán cuenta en ese momento que la mochila va más liviana y la mente menos ocupada.
Finalmente, sólo queda recalcar la idea de buscar siempre metas que constituyan realmente un desafío, desarrollando una planificación previa que dé solución a los problemas que puedan ir saliendo durante su desarrollo. Como comandantes debemos saber visualizar estos problemas e intentar dar una pronta solución para nunca perder la intención, ya que eso sería fatal.
El alcanzar una meta difícil y compleja reconforta y mantiene vivo el espíritu de superación que debe ser propio de un militar y de todo comandante. Cito al General Ludwig Beck que en su discurso del aniversario de la Kriegsakademie dijo lo siguiente:
“Nada podría resultar tan peligroso como obedecer a inspiraciones repentinas, por muy inteligentes o brillantes que estas parezcan, sin desarrollarlas hasta sus conclusiones lógicas, o como dar libre pensamiento a buenos deseos, por muy sinceras que sean nuestras intenciones. Necesitamos comandantes capaces de seguir sistemáticamente el camino de la argumentación lógica hasta su conclusión, con un intelecto disciplinado, con la suficiente fuerza de carácter y con el ánimo para ejecutar lo que dicta el intelecto”.
A modo de conclusión, queda en evidencia la importancia de aprender y mantenernos actualizados con nuestra doctrina la que no puede ayudar en la planificación en nuestro diario vivir. De esa manera podemos ser capaces de organizar las tareas diarias recibidas o autoimpuestas, sabiendo las capacidades que tenemos, y porque no, descubrir aquellas que desconocemos, para eso el análisis de cada uno de los factores debe ser minucioso y detallado.
Distinguida comunidad ArmaMente: La mochila está ahí, nos vemos en la Cumbre.