¿Supiste?

– ¿Aló? ¿Ricardo?… Hola soy yo, tengo la última… ¿supiste?…

– ¡Hola!, tanto tiempo… ¿Qué onda? ¿la última de qué?…

– La última papita po’… El último rumor…

– ¿Enserio? ¿De qué?…

– Won… Me contaron que mi Mayor se metió con…

– ¡Para, para, para un poquito!… Antes que sigas respóndeme primero: ¿Quién te contó? ¿confirmaste si es verdad? ¿lo que me vas a contar hace daño? ¿me va a servir para algo tú comentario?…

– No, no… Pero relájate compadre, si es solo una copucha…

– No compadre… Si sólo me llamas para contarme un cahuín, la verdad es que no me interesa. Es falta la disciplina y más aún, te deja a ti como hocicón. Informa por escrito si estas seguro de algo y no me metas en tus chismes de conventillo barato. Hablamos después.

– ¡Uy que serio!… Ya perdona… Se lo cuento a otro… chao.

Triste pero cierto. Esta conversación es más común de lo que creemos y pocas personas tienen el carácter de Ricardo, para detener un rumor. Increíblemente, o quizá no tanto, según David Sloan de la Universidad Estatal de Nueva York, hombres y mujeres dedican entre el 50% y 60% de sus conversaciones diarias en “chismes”.

Así las cosas… Rumor, chisme, mito, murmuración, cotilleo, enredo, patraña, cuento y muchos otros sinónimos, demuestran lo común y extendido del problema. En nuestra cultura “el General Rumor” suele tener mucha influencia. En resumen, todos estos sinónimos nos hablan del comentario diseñado para ser creíble, transmitido de persona a persona o por redes sociales, sin datos para comprobar su veracidad o con información manipulada y normalmente exponiendo juicios de terceras personas. De esto se desprenden al menos dos preguntas:

¿Por qué lo hacemos? Hay muchas explicaciones que van desde la ingenua necesidad de llenar un vacío de información; la psicológica tendencia humana a prestar más atención a lo negativo que a lo positivo; la irracional conducta humana de envidia, enojo, venganza o interés; hasta el impulso básico o primario de sentir atracción por situaciones desagradables, crueles, prohibidas o contra la moral, lo que conocemos como “morbo”.

No podría decidirme por una, probablemente es el conjunto de todas. Los cierto es que el ser humano se mueve por emociones y la necesidad de sentir, es así como las bajezas humanas provocan un sentimiento de transgresión, crítica, humor o desahogo muy potente, donde el cerebro humano libera adrenalina por el impacto inicial y luego dopamina por el placer y relajación al conocer la situación. Es decir, dos de las drogas naturales más potentes que nos regala nuestro instinto y naturaleza humana.

Ahora bien, ¿Cómo detener un rumor?  Sin duda es el desafío más importante para evitar que se propague y cause daño. Todo se inicia con el carácter y determinación para “frenar en seco” a quien nos quiere contar un chisme, como lo hizo Ricardo en el diálogo inicial. Pero si no es posible he aquí algunos consejos:

  1. Comprueba la información: Antes de tomar cualquier acción, asegúrate que la información sea real. Investiga para obtener hechos comprobables. Puede ser útil hablar con las personas involucradas directamente o buscar fuentes confiables.
  2. Busca y habla personalmente con la fuente original: Si puedes identificarla, habla con la persona de manera calmada y respetuosa. Que te informe de dónde proviene la información, que te explique cualquier malentendido o error, que clarifique de inmediato la situación y si detectas alguna mala intención, toma medidas disciplinarias o informa a quien corresponda.
  3. Informa a tus superiores: Si el rumor tiene un impacto significativo en tu reputación o en la de tu organización, informa de inmediato para respaldar la versión real. En esto no te equivoques, sigue el conducto regular.
  4. En el nivel correspondiente prevé un comunicado oficial: Si el rumor afecta la organización y se propaga en línea, considera una refutación oficial en las redes sociales o sitio web oficial. Asegúrate que la información sea precisa, clara y siga los lineamientos institucionales. Asesórate con profesionales comunicacionales o jurídicos si es preciso. Asimismo, si el rumor ya es conocido, es importante abordarlo de manera abierta y honesta con tu organización interna para clarificarlo y eliminarlo de inmediato.
  5. Prevén mediante la educación: A largo plazo, es importante trabajar en la educación de tus subordinados, para que sepan cómo actuar frente a un rumor y evitar la propagación en el futuro. Conversa abiertamente con ellos sobre la forma de actuar, las virtudes que implica, el bien superior a cautelar y así, contribuir a la formación del carácter para detenerlos.

Recuerda que normalmente los rumores son difíciles de detener por completo, pero tomando medidas adecuadas, oportunas y actuando con transparencia y honestidad, es posible minimizar su impacto y evitar que sean una fuente de problemas. Además, es importante considerar que al igual que con la mentira, el rumor apela a la ignorancia y la curiosidad de quien lo escucha y sólo toma fuerza cuando se retransmite, por lo que detenerlos en seco, es la primera gran acción.

Finalmente, si lograste determinar el origen del rumor y especialmente a la persona que lo inició maliciosamente, es tu deber tomar las acciones que corresponden. Recuerda lo que dice el Reglamento de Disciplina: “Corresponde a todo superior contener y reprimir con severidad tales faltas”. Para ello te recuerdo algunos artículos del DNL 911:

  • 5. “Todo inferior que hable mal de un superior comete falta grave (…)”
  • 9. “Cualquier especie que puede causar disgusto en el servicio o tibieza en el cumplimiento de las órdenes (…), se considerará como falta grave (…)”
  • 13. “Todo militar, sin distinción de grado, deberá tener acendrado culto por la verdad y la practicará en todos los actos de su vida (…)”
  • 23. “Las relaciones entre los miembros de las Fuerzas Armadas deberán seguir las normas propias de personas bien educadas (…)”

Finalmente, y como lo hizo Ricardo en el diálogo inicial, puedes utilizar los “filtros socráticos” de veracidad, bondad y necesidad, que datan de hace siglos. Es decir, pregúntale al chismoso: ¿Estás seguro que lo que me dices es verdad?, ¿Lo que me dices causa daño?, ¿Lo que me vas a contar sirve de algo? Si las respuestas son negativas, despliega tu carácter y ya sabes que hacer.

Fuente imagen: https://stoprumores.com/