Cada vez que algún oficial me ha preguntado si postular o no a la Academia de Guerra y cómo enfrentar el proceso, es recurrente la pregunta: ¿Y si no quedo?, y la respuesta casi automática es la pregunta contraria: ¿Y si quedas?. La diferencia entre estar o no en el listado tiene un gran efecto en la vida profesional y por qué no decirlo, personal también.
La verdad es que postular a una especialidad primaria, a mi manera de ver, es el segundo paso más importante en la carrera de un oficial, considerando que la primera siempre será ingresar a la Escuela Militar. Esa segunda decisión, determinará el desempeño en puestos específicos en el Ejército, pero en especial para aquel que opta por ser Oficial de Estado Mayor, es el camino sólido para ejercer el liderazgo intermedio y superior de la Institución o ser parte de la asesoría en las decisiones más influyentes para el Ejército.
Nunca hay que perder de vista que cualquier postulación a un curso, es un proceso sistemático que permite seleccionar a “los mejores” para iniciar un proceso educativo, y realmente más allá de distinguir a “los mejores”, se selecciona a aquellos que son capaces de sortear los filtros de cada etapa de la postulación, donde las variables internas y externas cooperarán o no a sortear cada uno de ellos. Pero lo anterior no es solo cuestión de azar, existen muchas maneras de disminuir las posibilidades de fallar en el proceso llevando el riesgo prácticamente a cero, y el principal responsable es el postulante.
Planes y recetas han dado vuelta de un disco duro a otro, es un pasa palabras bien intencionado, por lo que el motivo de sentarme a escribir no es entregar mi receta, o una suerte de consejo mágico que abrirá el camino a ser aceptado en nuestra Academia de Guerra, el verdadero propósito es dejar plasmadas algunas variables del ambiente que enfrentan los postulantes.
El tiempo, la variable más compleja en todo proceso de planificación, el reloj no para, por lo que hay solo dos maneras de tener esta variable a favor, la primera es empezar a estudiar mucho antes – un año – para lograr equilibrar los contenidos en un horario adecuado, o bien aumentar la cantidad de horas al día y días de la semana para cumplir el objetivo. Si no vas a llevar mejor tempo que el proceso, al menos mantén el mismo ritmo.
Técnicas de aprendizaje y autoconciencia, antes de iniciar un proceso largo de estudio es fundamental saber “cómo aprendo mejor” y para aquellos que su última condición de alumno fue el CAOA o CAOS es momento de hacer un buen diagnóstico y recordar si les acomodan más los medios análogos o digitales, las mnemotecnia o correlaciones, finalmente la herramienta es lo de menos, lo importante es identificar qué domino más y cuál es la que me permite internalizar en menos tiempo los contenidos. El mejor resumen es el propio. Si quieres profundizar en las técnicas de aprendizaje puedes leer a David Kolbe[i] o los estudios asociados.
El grupo de estudio, es y será un sustento fundamental, pero se estudia solo, el grupo de estudio no va a leer los manuales, ni memorizar fechas ni regiones por ti. Algunos caen en el error del grupo de estudios por conveniencia, por que coinciden en la guarnición o configurados por armas y servicio, pero finalmente la experiencia dice que el mejor grupo es aquel que está conformado por amigos, aquellos que conocen tu personalidad, tus defectos y virtudes, que callarán cuando es necesario y que te alentarán también. Esta configuración en grupo juega un papel fundamental al momento de enfrentar las prácticas de los exámenes orales y preexámenes, pero todo el trabajo previo es individual. La unión hace la fuerza.
La amplitud y la priorización, estos dos conceptos son necesarios tener presente al enfrentar el proceso. La abrumadora y sobrecogedora cantidad de contenidos que componen los exámenes, tienden a paralizar al postulante y a hacerse preguntas como ¿por dónde empiezo?, ¿qué es importante y que no?, ¿puedo dejar algo sin estudiar?.
Las respuestas ideales van a ser tan variadas como personas consultadas. Pero creo que se pueden encontrar denominadores comunes. Primero, identificar lo que sé y lo que rápidamente puedo recordar de mis cursos previos: ¿Qué sé? y ¿Qué no sé qué sé?, ese es un buen punto de partida para iniciar el estudio, consolidando las técnicas de aprendizaje sobre contenidos conocidos. Una vez en marcha, identificar claramente, con el Manual de Orientación, ¿Qué no sé?, y evaluar cuánto tiempo me demandará internalizar ese conocimiento. Lo importante es entender que normalmente mandarán los reglamentos matrices o de las funciones primarias y luego el resto, debiendo evitar a toda costa omitir algún contenido, es preferible un dominio amplio con pocos detalles a dejar vacíos a llenar por el azar. Un océano con profundidad de charco.
Por último, y más importante la disciplina, si hay una virtud que mide el proceso de postulación es la disciplina militar y creo con certeza que la frase “la disciplina tarde o temprano vencerá a la inteligencia”[ii] aplica en forma perfecta, por una sencilla razón, el proceso de selección no mide inteligencia, no hay un examen de coeficientes intelectuales, el proceso de postulación mide en forma integral física, sicológica, cognitiva y expresivamente a sus postulantes, y aquellos que están dispuestos a aceptar y entregarse en acción consciente al proceso de estudios conseguirán los resultados. No es malo descansar, es parte del proceso, no es malo desmotivarse, lo importante es aceptar que nada es perfecto y volver a los libros, no es malo sentir angustia, lo importante es el autocontrol y volver a empezar.
Que las barreras no vengan de tu fuero interno y que, al momento de dudar, siempre la pregunta que te guíe sea ¿Y si quedo?.
[i] http://www.udgvirtual.udg.mx/apertura//index.php/apertura/article/view/21/30
[ii] https://www.youtube.com/watch?v=6CO9pkKJsZ4