31 de Octubre de 2025

Vocación y Disciplina: los pilares del Ejército en tiempos de austeridad

 

La reciente comparecencia del Comandante en Jefe del Ejército de Chile ante la Comisión de Presupuestos del Congreso ha puesto de manifiesto la crítica situación financiera de la institución, con la preocupante declaración de que “no estamos en condiciones de terminar el año”. Esta realidad, lejos de paralizar, invita a una profunda reflexión sobre los pilares inmateriales que siempre han sostenido a las fuerzas armadas, y que hoy cobran una importancia vital: la vocación y la disciplina.

La Vocación como motor irremplazable

En un escenario de austeridad presupuestaria donde los recursos materiales son limitados, la vocación de servicio se eleva como el activo más valioso e irremplazable del Ejército a través de su gente. La vocación no es solo un deseo de pertenecer y servir, es la profunda convicción personal y el compromiso desinteresado con la defensa de la nación y el cumplimiento de la ley. Es lo que impulsa a un soldado a:

  • Asumir Sacrificios: Aceptar las carencias materiales, el desgaste de equipos o la postergación de proyectos con la mira puesta en la misión superior.
  • Mantener la Moral Alta: Actuar con motivación y entusiasmo incluso cuando las condiciones son adversas y los incentivos externos son mínimos.
  • Innovar y Optimizar: Utilizar la creatividad para encontrar soluciones a problemas logísticos y operativos con los recursos disponibles, haciendo “más con menos”, que muchos de los que servimos sabemos que cada misión es un verdadero reto a nuestra imaginación.

En tiempos de crisis financiera, la vocación actúa como el sustento moral que evita el desánimo y mantiene la cohesión, asegurando que el personal siga viendo su tarea como una misión de Estado y no solo como un empleo.

La Disciplina como garantía de eficiencia

Por otro lado, tenemos la disciplina militar que va más allá de la obediencia ciega; es la estructura fundamental que garantiza que una organización tan compleja como el de Chile pueda operar eficientemente, especialmente bajo presión o escasez. Ante la limitación de recursos, la disciplina se traduce en:

  • Ejecución impecable de tareas: Asegura que cada procedimiento, desde la mantención del equipo hasta la planificación de operaciones, se realice con máxima rigurosidad para evitar errores costosos. Un error por falta de apego a la norma en un contexto de escasez es mucho más difícil de subsanar.
  • Uso óptimo de recursos: Fomenta una cultura de orden y cuidado extremo del material. Los equipos, vehículos e infraestructura deben durar más tiempo y funcionar al máximo rendimiento, lo que requiere una disciplina rigurosa en su uso y mantenimiento preventivo.
  • Foco en la misión: La disciplina permite que el mando centre los escasos recursos y el limitado personal exactamente en aquellas tareas prioritarias que definen la operatividad de la institución, eliminando la dispersión de esfuerzos.

La disciplina, en este contexto, es la herramienta que maximiza la eficacia de cada peso invertido y de cada hora de servicio prestada.

El Imperativo operacional

La situación financiera crítica exige que el Ejército se apoye más que nunca en estos valores fundamentales para garantizar su capacidad de respuesta. Las Fuerzas Armadas deben estar siempre listas para dar cumplimiento a las tareas constitucionales para las que fueron creadas, ya sean operaciones de seguridad y defensa, o el apoyo a la comunidad en emergencias y catástrofes. Si el factor material es deficiente, la excelencia del factor humano se vuelve decisiva.

La vocación y la disciplina no solo sostienen al Ejército a pesar de las dificultades financieras, sino que se convierten en el mecanismo de resiliencia que le permite sortear la crisis. Estos valores son el recordatorio de que la fortaleza de una institución armada reside, en última instancia, en el espíritu y la cohesión de sus hombres y mujeres, quienes están llamados a cumplir su deber con rigor y compromiso, independientemente del balance bancario de la nación.

Sebastian Gallardo Baraona

Chileno, militar, emprendedor, padre y esposo. Amante del pensamiento critico y desarrollo de nuevas habilidades.

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