Salir del túnel y evitar resolver bajo el piloto automático

”  ¡Oh raciocinio! Has ido a buscar asilo en los irracionales, pues los hombres han perdido la razón”. Shakespeare, Julio César

La toma de decisiones de forma acertada constituye un desafío inherente y de gran relevancia para los comandantes de todos los niveles ya sea en la Paz, Crisis, Operaciones Militares de Guerra, como también distintas a la Guerra. Su valor radica en el impacto directo que proporciona a toda la organización, ya que sus decisiones finalmente influirán incluso en la vida de los Soldados.

Para poder enfrentar esta situación existen herramientas científicas y sistemáticas como es el método de planificación (Lauriani, 2014), el cual, permite generar toda una estructura lógica para la solución de un problema específico, integrado en cualquier nivel de la conducción. Sin embargo, cuando este comandante debe resolver en una situación de alto estrés donde se incorpora un estímulo inesperado capaz de distorsionar la correcta toma decisiones por reacciones involuntarias del cerebro y propios de la agitación, se sugiere generar otra estrategia en beneficio de una buena decisión.

Esta columna intenta explicar cuáles son las reacciones fisiológicas que pueden afectar a cada individuo en situaciones de alto estrés desde un plano científico, y cómo se pueden desarrollar diferentes métodos de entrenamiento para poder enfrentar la tolerancia a reacciones involuntarias del cerebro en situaciones inesperadas con el propósito de resolver de mejor forma. En tal sentido, el enfoque del presente texto se encuentra dirigido a los comandantes del nivel táctico para una mejor toma de decisiones en ambientes complejos.

Mientras una unidad de Fuerzas Especiales, en el contexto de un estado de excepción constitucional, materializaba un reconocimiento por las comunidades más vulnerables de la Comuna de Ercilla, con el propósito de explorar las diferentes rutas de acceso debido a los incendios ocasionados en la VIII y IX región, uno de los operadores que se encontraba brindando seguridad hacia la retaguardia del vehículo observó a unos 100 metros un sujeto armado con escopeta junto a un menor de edad. Éstos, sin mediar previo aviso se aproximaron desde su casa de forma decidida hacia la columna motorizada, disparando a quema ropa a la unidad. Ante esta situación y encontrándose la ruta despejada, el operador de telecomunicaciones comunicó el reporte de contacto al comandante, quien resolvió bajo una señal convencional aplicar el procedimiento de alejarse de la zona de contacto.

La acción de la unidad fue rápida y eficiente, evitando en todo momento el empleo de armas de fuego, entendiendo las repercusiones humanitarias que eso involucraba, al encontrarse presente un menor de edad. Ante ello, se aproximaron hacia la carretera con la finalidad de establecer enlace con el escalón superior, quedando en espera de órdenes. (Parra , 2017)

En este contexto, la mayoría de las personas podría haber tomado una decisión distinta, pero con un alto costo en vidas humanas como respuestas a mecanismos impredecibles del cerebro en situaciones de alto estrés donde se juega la vida o la muerte.

Según Grossman (Grossman, 2014), las capacidades cognitivas van desapareciendo a medida que las pulsaciones se van incrementado. Ésto lo explica a través de una clasificación de colores, donde al llegar a la condición negro, dentro y sobre el margen de las 175 pulsaciones por minuto (ppm), la mente experimenta diversos cambios por falta de oxigenación en el cerebro, deteriorando el proceso cognitivo, generando reacciones como huida o combate irracional, falta de capacidad de reacción, pérdida de la visión periférica (visión de túnel), exclusión auditiva, entre otras.

 

Así, las personas que han participado en situaciones de alto estrés pueden recordar los acontecimientos de forma incorrecta, considerando que son más negativos de lo que realmente eran. También puede haber un efecto de piloto automático, durante el cual una persona puede hacer cosas sin pensar.

Existen diversos estudios del área de la psico-neurología que intentan entrenar a los soldados para adoptar mejores decisiones. En tal sentido, Cristi Vlad (Vlad, 2015), da a conocer cuatro elementos fundamentales para hacer frente a las situaciones de alto estrés originados en la amígdala cerebral.

 

  1. La fijación de metas u objetivo está representada en nuestra doctrina por la misión e intención, es decir, teniendo claridad respecto a lo que debemos realizar y el por qué se debe ejecutar. Lo anterior, induce a obtener una mejor idea permitiendo alinear el esfuerzo para conseguir el efecto deseado.

 

  1. El ensayo mental, se refiere a la visualización de una determinada actividad de forma imaginaria. Un competidor de “Fuerzas Comando” enfrenta tareas de tiro condicionadas a un límite de tiempo y cantidad de impactos en el blanco. Cada competidor, desarrolla su rutina de forma mental previa a la ejecución, incluso las contingencias. Producto de ello, un entrenamiento de meses se manifiesta con acierto en una prueba de solo minutos.

 

  1. Una persona habla consigo mismo un promedio de 400 palabras por minuto, denominado auto charla. Si esas palabras se orientan hacia un pensamiento positivo, anula las señales procedentes de la amígdala cerebral, obteniendo resultados favorables.

 

  1. El control de la agitación se centra en la respiración, la que desarrollada deliberadamente lenta, desacelera las pulsaciones cardiacas, contrarrestando los efectos del pánico y logrando salir de la condición negro, según la clasificación de colores señalada por Grossman.

Finalmente, es importante señalar que cada uno de los elementos anteriormente mencionados coexistan entre sí para lograr el efecto requerido.

CONCLUSIÓN

En situaciones de alto estrés, se pueden cometer errores irreparables que pueden condicionar el éxito de la misión pese a haber realizado un buen plan. Lo importante es salir del túnel y evitar resolver bajo el piloto automático, puesto que se ponen en juego vidas humanas.

Para lograr el éxito en una misión, el entrenamiento debe ser ejecutado de la forma más cercana a lo que podríamos enfrentar en la realidad de las operaciones, con un alto nivel de estrés y utilizando el máximo de herramientas para poder minimizar los riesgos. Es en este punto, donde los cuatro elementos fundamentales para resolver bajo estrés permiten formar comandantes del nivel táctico con iniciativa, capaces de transmitir sus ideas, manejando las situaciones de crisis y contingencia en beneficio de su unidad.

 Referencias

  • Grossman, D. (2014). Sobre el Combate: La Psicología y Fisiología del conflicto letal en la Guerra y en la Paz. Melusina.
  • Lauriani, C. (2014). Planificación: el método no puede ser un fin en sí mismo. Memorial del Ejército, 193.
  • Parra , V. (2017). Informe de reconocimiento “Fundo Alaska”.
  • Vlad, C. (2015). US Navy SEALs conquer fear using four simple steps.

 

 

 

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