02/04/2025

ROMMEL: Desempolvando el mito

″¿Que dirá la historia al emitir su veredicto sobre mí? Si tengo éxito aquí, todos reclamarán la gloria para sí mismos….pero si fracaso, todos querrán mi sangre″

Del diario inédito de Rommel, 16 abril 1944[1]

 

El 14 de octubre de 2024, se cumplieron 80 años de la muerte del mítico Zorro del Desierto. Hablar en torno a la figura de Erwin Rommel (1891-1944), es referirnos a uno de los comandantes más valorados y estudiados de la Segunda Guerra Mundial, despertando admiración y respeto incluso entre sus propios enemigos. El asunto llegó a tal punto que el general británico sir Claude Auchinleck emitió en marzo de 1942 la siguiente orden a sus tropas:

Es de temer que nuestros soldados tomen al amigo Rommel por una especie de hechicero o fantasma, pues hablan demasiado de él. Pese a ser por demás enérgico y sumamente capaz, no es absolutamente un superhombre. Aun en el caso que lo fuera, sería muy lamentable que nuestros hombres vieran en él una fuerza sobrenatural. Recomiendo obrar por todos los medios para borrar la impresión de que Rommel no es otra cosa que un general alemán común. En primer término, es necesario impedir que se emplee constantemente su nombre para designar a nuestros adversarios en Libia. Se dirá ′los alemanes′ o ′las fuerzas del Eje′ o simplemente ′el enemigo′, sin colocar constantemente su nombre por delante. Vigilad, os lo ruego, el estricto cumplimiento de esta orden y haced comprender a todos los jefes de unidad que se trata de un asunto sumamente importante desde el punto de vista psicológico.

Firmado: C. J. Auchinleck

Comandante en Jefe de las Fuerzas en el Medio Oriente

P.D: Declaro que no tengo celos de Rommel”[2]

Cuatro meses más tarde una copia de esta orden llegaría a manos de Rommel después de una batalla en la frontera egipcia y sonrió ante la poco convincente posdata de Auchinleck.

La idea central de este artículo es desempolvar el misticismo y popularidad del legendario Zorro del Desierto; sus virtudes, luces y sombras que lo llevaron a granjearse el auténtico afecto de sus enemigos y no menos adversarios entre sus propios camaradas de armas. Desde el punto de vista de las operaciones militares de guerra obtuvo éxitos espectaculares en Italia, Francia y en las candentes arenas de África del Norte. Pero, ¿Cuál fue la razón de la inmensa popularidad de Rommel?

No cabe duda de que fueron sus extraordinarios dotes de liderazgo, conocimiento táctico, carisma, ingenio, clarividencia[3] y actitud caballeresca hacia el enemigo. Además, la propaganda azuzada por Joseph Goebbels en torno a su figura contribuyó en gran medida a ensalzar su imagen siendo vitoreado y aclamado por todos. Rommel era la estrella del momento.

En su libro “The Trail of the Fox” (1977), su autor David Irving logró documentar aspectos desconocidos e inéditos de Rommel; desde su infancia enfermiza y paliducha, aficionado a la mecánica y con un incipiente interés en la ingeniería aeronáutica hasta convertirse en un destacado líder de pelotón en la campaña contra los italianos en la Primera Guerra Mundial. El mérito de Irving fue entrevistar a veteranos y miembros de su estado mayor que combatieron junto a Rommel, como también tuvo acceso a sus diarios de guerra y cartas personales. También conversó en dos oportunidades con la viuda, Lucie, con la cual compartió su correspondencia personal.

En su biografía, Irving retrata a un Rommel en su dimensión humana, amante de las selfies, observando el horizonte rodilla en tierra, empujando su vehículo comando atascado en la arena o luciendo sus antiparras Perspex capturadas a un oficial británico y que se convirtió en su sello personal. Sin embargo, en el ámbito de las operaciones cometió errores pagando un altísimo precio al subestimar la disposición combativa del adversario. Por ejemplo, en su asalto contra la fortaleza de Tobruk (abril 1941) y desoyendo las recomendaciones de su estado mayor, un batallón de ametralladoras sufrió casi el ochenta por ciento de bajas. Sin saberlo, esta unidad de combate quedó completamente aislada cuando se infiltró en una línea de bunkers perfectamente disimulados a ras de suelo. Al anochecer, los defensores australianos a punta de bayoneta emergieron de sus escondites despachando uno a uno a los alemanes. En su informe posterior, Rommel culpó a sus propios comandantes por la matanza del batallón de ametralladoras, de cuya planificación y ejecución Rommel era enteramente responsable.

Mientras Rommel realizaba su retirada furtiva desde El Alamein en noviembre de 1942, quedó consternado al recibir la famosa orden de Hitler ″Victoria o Muerte″:

″…por lo tanto a tus tropas sólo puedes ofrecer un único camino…el camino que conduce a la victoria o la muerte″.

El mayor Elmar Warning fue testigo de lo que sucedió:

″Pude verlo caminando de un lado a otro en la oscuridad del desierto cerca del bus″– dijo Warning- ″Westphal me llamó: ′vaya y hágale compañía al mariscal, estoy demasiado ocupado′. Entonces me uní a él durante dos horas y caminanos de un lado a otro mientras él luchaba con la decisión de reanudar o no la retirada. ′Si nos quedamos aquí– dijo Rommel- el ejército no durará tres días′   – y luego de un rato- ′¿Pero tengo el derecho como comandante en jefe o incluso como soldado a desobedecer una orden? -y después de reflexionar- ′Si obedezco las órdenes del Führer, entonces existe el peligro de que mis propias tropas no me obedezcan -después exclamó- ′¡Las vidas de mis hombres están primero!

Fue en esta ocasión cuando dijo por primera vez: ′El Führer está loco…′

A principios de 1944 y con la tarea de rechazar la inminente invasión en la costa francesa, Rommel periodicamente inspeccionaba el estado de avance de la denominada Zona Mortal (una línea defensiva a base de minas, estacas, obstáculos submarinos, infantería, artillería y a retaguardia las valiosas divisiones panzer). La premisa básica era aplastar al enemigo en las playas. Visitando el sector del decimoquinto ejército, su comandante, el general Von Salmuth, objetó las altas exigencias de Rommel para la construcción de las defensas. Sus soldados estaban agotados después de largas jornadas de trabajo, sin posibilidad para realizar ejercicios de contraataque.

″Cuando la batalla comience– protestó Von Salmuth- quiero soldados frescos y bien entrenados, no despojos físicos″

″Evidentemente usted no intenta llevar a cabo mis órdenes″– respondió Rommel.

″Quédese un tiempo por estos lados y se dará cuenta de que no podrá hacer todo a la vez. Su programa le tomará al menos un año para ponerlo en práctica. Si alguien le dice lo contrario, o lo está adulando o es un perfecto idiota″– replicó Von Salmuth.

Un curioso y bien documentado incidente fue la captura de dos Comandos británicos cerca de Calais, semanas previas a los desembarcos en Normandía. Uno de ellos, el Teniente George Lane fue llevado ante el propio Mariscal de Campo y con la ayuda de un intérprete se produjo este increíble diálogo:

″¿Así que usted es de esos gángsters de los comandos?″ – preguntó Rommel.

″Soy comando y estoy orgulloso de ello, pero no soy un gángster. Ninguno de nosotros lo es″.

″Tal vez usted no sea un gángste

r, pero hemos tenido desagradables experiencias con los comandos. No siempre se han comportado tan impecablemente como deberían. Usted está en un pequeño aprieto. Sabe lo que hacemos con los saboteadores…″

″Si su mariscal de campo piensa que soy un saboteador no me habría invitado aquí″

″¿Entonces usted considera que esto es una invitación?″ – preguntó Rommel sonriendo.

″Sí y debo decir que me siento honrado″

El teniente Lane, que vivió para contar su historia, revela el trato respetuoso de Rommel hacia sus enemigos. Situaciones como estas no le eran ajenas ya que le permitía conocer a los hombres que enfrentaba y comprobar su moral.

Después del éxito de los desembarcos en Normandía, Rommel era consciente de que la guerra estaba perdida y había que llegar a una solución política pactando con los aliados para volcarse contra la amenaza soviética. Nada de esto último ocurrió. Los angloamericanos no aceptaron nada que no fuera una rendición incondicional y continuaron con la apertura del segundo frente hasta las puertas de Alemania.

Existe un manto de misterio respecto del grado de conocimiento o real implicancia de Rommel en el atentado del 20 de julio de 1944 contra Hitler, sin embargo, fue considerado culpable y su participación se ocultó a la opinión pública recibiendo la orden de suicidarse una vez recuperado de sus heridas recibidas durante un ataque aéreo en Normandía. Por orden de Hitler, Rommel recibió funerales de Estado[4]. Fue su hijo Manfred quien reveló que su padre se había suicidado después de la visita de los generales Burgdorf y Maisel en su casa en Herrlingen. Lo cierto es que aquel fatídico 14 de octubre de 1944 le dieron a elegir entre enfrentar el Tribunal Popular o la cápsula de cianuro. Prefirió el veneno.

A modo de epílogo, sólo nos resta colocarnos detrás de los ojos de Rommel e imaginar sus últimos pensamientos antes de enfrentar la muerte con su triste mueca…su infancia, su esposa e hijo, la brisa ardiente azotando su rostro, las sonrisas de sus soldados, los momentos de victoria y regocijo y sintiendo el rugido de los motores de sus panzers dió su última orden al Afrika Korps:

¡AGREIFEN! (¡Ataquen!)

[1] The Trail of the Fox, David Irving 1977.

[2] La Segunda Guerra Mundial, ed. Codex tomo IV pág 8 IV-32.

[3] Rommel, Roger Sibley & Michael Fry, 1974.

[4] The Conspirators 20th July 1944, Roger Manvell 1971.

Cristian Gandur Muñoz

Amante de mi familia y de mi país. “No mido el éxito de un hombre por lo alto que llega, sino por lo alto que rebota cuando toca fondo.” George Patton

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3 comentarios en “ROMMEL: Desempolvando el mito

  1. No creo que Erwin Romell uno de los comandantes más valorados y estudiados de la Segunda Guerra Mundial se haya suicidado por su propia voluntad post visita de los generales Burgdorf y Maisel en su casa en Herrlingen, estoy segura que ellos proporcionaron a la fuerza el cianuro, de esa forma nadie lo iba a sospechar, solo su hijo dio el testimonio.
    Habia otro objetivo detrás de bajarlo del pedestal que merecía, ser ese “gran general” cuando planificadamente el C. J. Auchinleck osó decir:“recomiendo obrar por todos los medios para borrar la impresión de que Rommel no es otra cosa que un general alemán común”. Es decir debían accionar de tal forma para que Romell tomara una resolución cobarde! .
    Pienso que por su heroísmo y su hombría “él jamás se hubiese suicidado” Hitler si era tan valiente debió él apretar el gatillo como no lo era mando sus secuaces a terminar la pega del cobarde.
    Yo entiendo que eran otros tiempos!! pero hoy en el XXI nos deja un aprendizaje a los oficiales: saber decir “no” a los cobardes y con fundamentos.
    Lo aprendí de mi padre! en su institución la Armada Nacional les enseñaban a debatir con respeto y argumentos profesionales para cumplir esa misma misión sin dejar “heridos para la historia”, esto es decir NO de otro modo. En momentos de crisis nacional Él era un selecto Capitán de Navío tuvo que decir NO a una orden “mal intencionada” eran tiempos “pre guerra civil”.
    Seguí ese modelo durante mis 30 años en el Ejército, claro que muchos no “comprendían” que una subalterna (rubiecita, de ojos verdes y estudiosa) se negara a cumplir una orden, se dedicaron a molestarme porque esos hechos lo tomaban como “cosas de mujeres”. A mi me daba lo mismo los resultados!! para eso sí uno debe ser valiente!, y saber que esos hechos tenian réplicas decirle no a un inmoral o un cobarde era facilísimo y con fundamentos peor, con mis palabras ya habían perdido la guerra.

    1. Gracias por tu comentario M. Teresa. Efectivamente existe el relato de primera mano de su hijo Manfred, pero también el de su esposa. Cuando a Rommel lo notifican con la orden de suicidarse, le dijo a Lucie: “En quince minutos estaré muerto, las instrucciones del Führer que he recibido son elegir entre tomar veneno o enfrentar el tribunal del pueblo. Stülpnagel, Speidel y Hofacker me han implicado en el complot del 20 de julio. Al parecer fui nombrado como nuevo presidente del Reich en una lista del alcalde Goerdeler”.
      También existe el testimonio del conductor de las SS Heinrich Doose, quien declaró que luego de avanzar un tramo en la carretera, Burgdorf le ordena a él y Maisel detener el vehículo y alejarse quedando Rommel y Burgdorf a solas.
      Un detalle importante en esta trama, es que los nazis previamente ya habían iniciado los preparativos fúnebres incluyendo el programa y envío de una corona de flores desde Berlín a la estación de trenes de Ulm. Podemos entonces argüir convincentemente que dicha planificación daba por sentado que Rommel asumiría el suicidio como acto final, de lo contrario, su familia sufriría las consecuencias y su nombre mancillado.
      Gracias por comentar M. Teresa!

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