Como ya es tradición, este sábado y domingo se celebra el Día de los Patrimonios en nuestro país. Veinticinco años van desde que se las instituciones nacionales abren sus puertas para que todos quienes lo deseen puedan conocer y disfrutar de nuestro patrimonio cultural.
La idea de patrimonio cultural se entiende como “un conjunto determinado de bienes tangibles, intangibles y naturales que forman parte de prácticas sociales, a los que se les atribuyen valores a ser transmitidos (…) de una época a otra, o de una generación a las siguientes”[1]. Pues bien, dado que hoy celebramos el patrimonio cultural chileno, vale la pena reflexionar y destacar algunos de estos bienes tangibles e intangibles que nos identifican y por lo tanto nos unen como chilenos.
Para abordar este desafío quiero centrar la reflexión sobre el mismo lugar donde les recomiendo (a quienes viven cerca de Santiago) celebrar esta tradición: La Escuela Militar. El fundamento está dado por el vínculo que el Alcázar tiene con la identidad nacional y por lo tanto con el patrimonio cultural de Chile. Algunos datos de aquello:
- La Escuela Militar fue fundada el 16 de marzo de 1817 por nuestro padre de la patria, el libertador General Bernardo O’Higgins Riquelme.
- Desde entonces la Escuela Militar ha ocupado nueve cuarteles, de los cuáles sólo los últimos dos fueron construidos para tal efecto. El primero de ellos fue construido en 1887 muy cerca del ex Parque Cousiño, hoy Parque O´Higgins. Dicho cuartel, también albergó a la Escuela de Suboficiales por casi tres décadas y desde 1997 hace lo propio con el Museo Histórico Militar.
- El cuartel actual, que hoy abre sus puertas al igual que muchas unidades militares a lo largo del País, inició su construcción en 1948 en el fundo “San Luis” de la hacienda “Las Condes” en las (entonces) afueras de Santiago. El arquitecto responsable fue Juan Martínez Gutiérrez quien también diseñó el Templo Votivo de Maipú y las facultades de Derecho y Medicina de la Universidad de Chile. Entre 1955 y 1958 se concretó el traslado definitivo a este cuartel.
Estos hechos, entre muchos otros, dan cuenta de la relevancia que tiene este instituto en la historia de Chile. Primero se aprecia que la Escuela Militar, junto con ser una institución bicentenaria, ha sido parte de la historia nacional desde antes que nuestra independencia se fuese declarada, hecho que ocurrió once meses después de la fundación del Alcázar. Asimismo, sus aulas han recorrido distintos lugares de nuestra capital, manteniéndose en la actualidad en un cuartel que comparte trazas con organizaciones educativas de la mayor relevancia nacional, cuartel que además se encuentra próximo a cumplir setenta años de funcionamiento.
Pero eso no es todo. Falta relevar aquello que le da vida a la historia y a los espacios de nuestros cuarteles: Las personas. Son ellas las que a su vez dan origen a lo que estimo es uno de sus mayores patrimonios de la Escuela Militar: Su diversidad y representatividad. Esta parte del patrimonio a veces queda oculta por la uniformidad que provee la vestimenta militar y los movimientos propios de las formaciones y ceremonias. Pero denme un minuto.
En las aulas de nuestro Alcázar, se reúnen jóvenes de todos los rincones del país. Nuestra configuración geográfica es muy compleja ya que incluso aquellos que provienen de una misma región o provincia en particular, normalmente pertenecen a comunas diferentes y por lo tanto a realidades disímiles. Así, a la mesa del desayuno, por ejemplo, llegan las historias del norte, centro y sur de Chile lo que hace de la alimentación una experiencia que trasciende la nutrición corporal.
Como es de esperar, esta divergencia no es propia sólo de los alumnos, sino que por consecuencia lógica alcanza a los oficiales, suboficiales y personal civil que trabaja en la Escuela. Un ejemplo lo constituía hace meses un reciente comandante del Batallón de Alumnos y Jefe de Estudios, quien, con un metro y noventaicinco centímetros de estatura es oriundo del poblado de Tanilvoro; De ahí en adelante la historia se cuenta sola.
Esta particularidad de quienes integran la Escuela Militar y el Ejército de Chile, implica también la convivencia de personas provenientes de diferentes colegios, estratos socio económicos, etnias, estructuras familiares o con distintas orientaciones sexuales, políticas o religiosas. Todas estas diferencias convergen en a un interés común; servir a Chile con la condición de estar dispuesto a rendir la vida si así lo requiere el cumplimiento del deber.
La diversidad y consiguiente representatividad que tienen las personas que integran las unidades militares nos unen como nación. Esta característica se extiende a partir de las respectivas familias, amigos, apoderados de colegio o las miles de personas con las que nos relacionamos durante las operaciones que se realizan en beneficio de nuestra sociedad. Este es un tremendo patrimonio y debemos cuidarlo y preservarlo.
Finalmente los invitamos a celebrar este Día de los Patrimonios en la Escuela Militar y en cualquier otra unidad del Ejército de Chile.
[1] Servicio Nacional del Patrimonio Cultural. Qué entendemos por patrimonio cultural (https://www.patrimoniocultural.gob.cl/que-entendemos-por-patrimonio-cultural)
ArmaMente es una comunidad que nace de un grupo de amigos, quienes motivados por difundir ideas propias de la profesión militar, deciden crear y proponer una plataforma con un formato de fácil acceso para quienes quieran compartir sus conocimientos y experiencias profesionales.
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