El “mando tipo-WhatsApp” y la presencia del comandante

En la profesión militar las relaciones humanas son una potencia fundamental. El liderazgo de los comandantes y la cohesión de las unidades son factores cruciales para el Componente Moral del Poder de Combate. En nuestros días, debemos reflexionar seriamente sobre cómo las nuevas tecnologías y especialmente la mensajería instantánea impactan en el servicio, cambian los comportamientos y la forma en que se desarrollan las relaciones normales de mando.

La efectividad que aportan los dispositivos móviles en la consecución de objetivos es un factor positivo que nos permite compartir información rápida, manteniendo informados en “tiempo real” al mando y a los subordinados en asuntos del servicio. No obstante, conviene advertir que esos modos de comunicación digital no siempre fomentan los vínculos de confianza, cada vez más necesarios para ejercer nuestro mando con liderazgo. En ese sentido, se propone un criterio positivo para el uso de estos dispositivos, a modo de no afectar la confianza necesaria en el ejercicio del mando y la cohesión de las unidades.

Como ya es sabido, el modelo de “Guerra de Maniobras” se materializa en una filosofía de mando tipo-misión que necesita fuertes vínculos de confianza para conceder la libertad de acción a los comandantes subalternos. Así, ellos podrán demostrar liderazgo a su nivel, iniciativa y espíritu ofensivo dentro del marco de la intención del escalón superior, generando el dinamismo necesario en la toma de decisiones. El reglamento de “Mando y Control” contiene una orientación general que apunta mantener un “Clima de Mando Positivo”[1], tanto en las operaciones, como en la vida de cuartel. Este clima de mando se basa en la confianza y la comunicación con los subordinados. Entonces cabe preguntarnos: ¿Qué rol jugará aquí la tecnología? ¿Cuál sería un criterio para su uso positivo?

Las aplicaciones de mensajería instantánea impactan inevitablemente en las costumbres militares, incluyendo las relaciones y tratos habituales. Estas aplicaciones de uso masivo en gran parte del personal del Ejército y se caracterizan por ser altamente interactivas en respuesta a las necesidades de información siendo utilizadas cada vez más para fines de coordinación, dirección y control a distancia. Hoy, un mensaje instantáneo de WhatsApp puede tomarse como una comunicación formal del mando, que requiere, por supuesto, una respuesta disciplinada del subalterno.

A pesar de su efectividad, la tecnología nunca podrá suplir el contacto humano y la verdadera comunicación que se establece entre personas que confían el uno al otro; algo propiamente humano puede perderse en la rutina diaria de las comunicaciones digitales. Tomemos atención a la siguiente cita del filósofo coreano Byung-Chul Han, quien advierte uno de los mayores riesgos del medio digital:

La confianza es un acto de fe, que queda obsoleto ante informaciones fácilmente disponibles. La sociedad de la información desacredita toda fe. La confianza hace posibles las relaciones con los otros sin conocimiento exacto de éstas. La posibilidad de obtención fácil y rápida de información es perjudicial a la confianza (…) La conexión digital facilita la obtención de información, de tal manera que la confianza como praxis social pierde importancia en medida creciente. Cede el puesto al control (…) Vigilancia y control son parte inherente de la comunicación digital”.[2]

Para Han, el medio digital hace perder los espacios y las distancias, la privacidad y el “misterio” del contacto con el otro. En el afán por estar constantemente informados de toda situación en tiempo real, la tecnología móvil puede usarse para estilos de mando sumamente detallados y obsesivos, mucho más rápidos y potenciados desde la desconfianza.

El uso compulsivo de mensajería instantánea puede vulnerar gravemente los principios del mando tipo-misión, fomentando interacciones constantes e insistentes basadas en el seguimiento y el control “en tiempo real” de toda libertad de acción, sin existir intermediarios ni ningún acto de fe hacia el otro. Como contraparte, el subordinado también puede acostumbrarse a mantenerse conectado permanente e informando fuera de toda medida necesaria o prudente, producto, quizás, del miedo a la autoridad, la falta de autonomía y la desconfianza recíproca. Cabe preguntarnos ¿cuánta información será necesaria compartir para cumplir con los objetivos cotidianos de la unidad?

Con gran cantidad de información puede generarse un excesivo control del mando, y también una entrega de información innecesaria a los subordinados. ¿Qué controlar? ¿Qué informar? Responder estas preguntas implica plantear un criterio para el uso de mensajería instantánea, pues, además de la pérdida de confianza que implica la comunicación obsesiva, siempre existirá el riesgo de saturar con mayor información de lo que el mando necesita (o puede manejar). El mando detallado (a veces necesario) puede imponerse como una forma de interacción normal través de los celulares personales. Esto también perjudica la confianza, y a la inversa, una comunicación de la desconfianza puede verse potenciada por el uso indiscriminado de mensajería instantánea.

Ningún poder de influencia, persuasión o inspiración puede darse sin algún tipo de comunicación. Pero ¿de qué tipo de comunicación estamos hablando cuando nos referimos al liderazgo militar? El papel del comandante consistirá en demostrar que la tecnología es un canal eficaz de información, pero que ella sólo representa un modo de hacer las cosas. En su actuar cotidiano, el comandante demuestra que trata siempre con personas, preocupándose por su estado moral, su bienestar y su formación más allá de los procedimientos que regulan la Institución. La lealtad, la confianza y el espíritu de cuerpo nunca podrán forjarse en base a procedimientos ni a informaciones digitales oportunas; para construir confianza hacia los subordinados siempre será necesaria la presencia física y real de su comandante.

Quien ejerce el liderazgo debe participar activamente en las experiencias de esfuerzo y abnegación con su unidad. Debe demostrar abnegación y ejemplo personal en las actividades difíciles o complejas que se enfrentan cooperativamente. El demostrar presencia es una habilidad crucial que destaca nuestro Manual de “Liderazgo Militar” ya que permite sostener la moral y forjar la cohesión de la unidad junto a su comandante. Esto no se logra a través de mensajes de textos ni emojis, pues nada reemplazará el rostro vivo de quien inspira confianza, motivando con su ejemplo y reconociendo personalmente los esfuerzos.

Para el Ejército de Chile, ser comandante no significa solamente asegurar un funcionamiento normal de los procedimientos (léase: “sin novedad”[3]), sino también movilizar las voluntades, mantener la moral y el sentido humano de una profesión eminentemente vocacional, de grandes responsabilidades sobre la vida de otros seres humanos, y por lo tanto, de grandes confianzas transferidas. En razón de este desafío, el Centro de Liderazgo del Ejército (CLE) ha establecido un conjunto de orientaciones prácticas mínimas para influir en la motivación, entendiendo que el liderazgo es un complemento del mando que es necesario cuando el comandante necesita movilizar las fuerzas morales de su unidad.

Si queremos eliminar la complejidad humana y la búsqueda de sentido en el rodaje normal del servicio, podemos hacerlo, pero debemos tener en cuenta que con ello no estamos ejerciendo el liderazgo militar, que moviliza la voluntad, la motivación, la convicción y la fuerza moral.

A pesar de nuestros objetivos, de tiempos y plazos acotados, siempre existirán momentos significativos para compartir experiencias entre camaradas, escuchar a otros: en ese espacio humano es donde residen los misterios del liderazgo. Ellos nunca podrán brotar del intercambio compulsivo de información, ni tampoco del individualismo de quien se preocupa solamente de su propia carrera profesional.

A pesar de las oportunidades de la tecnología móvil, ellas también pueden acelerar el individualismo de un comandante que necesita “resolver” detallada y compulsivamente para no involucrarse en problemas con la autoridad y los procedimientos. Si la confianza está hoy en crisis, ella es, seguramente, producto de un individualismo creciente y ello afecta la razón de ser de la autoridad militar y la tarea diaria de los comandantes.

Finalmente, el intercambio de información interesa al mando formal, mientras que la comunicación y el diálogo auténtico es la clave del liderazgo. En este sentido, el uso de mensajería digital debe conservar un equilibrio entre informar y comunicar. El desafío será conjugar ambas cosas en la relación entre comandantes y subordinados: información y diálogo, es decir, ciencia y arte, mando con liderazgo. Por eso es importante la presencia real del comandante; él necesita estar en contacto con las personas, con una disposición a compartir experiencias y comunicarse para forjar comunidad; sólo así podrá sostener la moral y la cohesión de su unidad.

 

[1]RDM-20001 Reglamento Mando y Control, pp. 73-77.

[2] Han, Buyng-Chul (2014) En el enjambre. Herder, Madrid, pp. 74-75

[3] Hay que notar cuántas veces se responde automáticamente “sin novedad” ante las preguntas interesadas del mando, queriendo comunicar con ello que no existen temas pendientes ni problemas en el servicio. Muchas veces, ahí existe la oportunidad de abrir un diálogo con el mando para fomentar el conocimiento mutuo y la confianza. En este sentido, la frase “sin novedad” puede obturar el diálogo auténtico entre mandos y subordinados, que ocurre en un nivel no-funcional de comunicación, sino de apertura y sinceridad.

4 thoughts on “El “mando tipo-WhatsApp” y la presencia del comandante

  1. Interesante mirada a como la tecnología afecta el mando tipo misión y de que manera se gerera una comunicación en el mejor de los casos eficiente pero por temas de tiempo sólo efectiva, para incrementar esa confianza a que se refiere el mando tipo misión es clave avanzar en el respaldo legal hacia el subordinado y a un apoyo eficiente si fuese procesado por algún hecho específico dentro de esa libertad de acción. Sin apoyo legal será dificil lograr los niveles mando tipo misión que requieren las operaciones militares cada vez más cercanas a áreas urbanas y donde el legal advisor es clave , como unintegrante más de las unidades militares desplegadas.

  2. Excelente artículo, muy necesario. Especial saludo desde el Centro de liderazgo del Ejército de Colombia, organización en proceso de activación.

  3. Si bien cabe denotar que la tecnología es una herramienta para facilitar el ciertos procesos, en temas de Liderazgo es muy importante el contacto personal el ver cara a cara a los superiores y/o subalternos para ver ciertos atributos y competencias que son cruciales para ejercer el liderazgo con ejemplo.
    He hay el desafío en aprovechar el apoyo tecnológico con el mando tipo misión y como denota el articulo “informar y comunicar”
    Por esa razón mi aporte es como Líderes aplicar la tecnología de la manera más acertada sin llegar a perder la comunicación y lo más importante ese trato con las personas.
    Coordial saludo desde el centro de excelencia para el liderazgo del ejército de colombia CELEJ

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