02/04/2025

Cuando el tiempo se pasa “volando”

Aquí vamos de nuevo. Mucho más tranquilo que cuando comencé, pero no por ello menos feliz. El paso de los años no hace mella alguna en la emoción que siento cada vez que tengo esta oportunidad. Camino a mi ritmo normal, pero de repente todo se detiene: la brisa propia de la loza, el ruido de los motores y, claro, mi marcha hacia el avión también hace un alto inesperado.
Miro a mi alrededor y, a lo lejos, veo a un niño de trece años que, afirmado en la reja perimetral, mira el cielo hipnotizado por las nubes, el color celeste y los pájaros que atraviesan su panorama. Sé que he visto ese rostro en alguna parte, pero no recuerdo dónde o cuándo. Su cara está llena de futuro y del deseo de imitar a esos seres voladores. Sé también que he sentido esa emoción, pero tampoco recuerdo cuándo.
El tiempo se descongela y doy varios pasos más. Vuelvo a respirar, esta vez más profundo, y es justo ahí cuando todo vuelve a detenerse. No sé qué pasa… Me saco los lentes de sol y, con ello, descubro a un joven subteniente abordando un A-37B. Es su primer vuelo en solitario en esa aeronave; tiene un rostro familiar, demasiado familiar, y se parece al niño que ahora ha desaparecido. Se le ve tranquilo, pero por alguna razón siento sus nervios a la distancia. De pronto, el joven dirige su vista hacia el punto desde donde lo observo, pero mi presencia le parece borrosa e incierta. Pienso en lo difícil que es advertir el futuro con claridad y el contraste que esto tiene cuando se recuerda el pasado. Lo veo despegar y, por alguna razón, me emociona y enorgullece.
Con su despegue, se despegan también mis movimientos y puedo avanzar unos metros más; sin embargo, todo vuelve a congelarse. Esta vez mi vista se fija en otro piloto que ya se encuentra realizando el procedimiento previo al despegue para iniciar su vuelo a bordo de un Mirage. Confundido, advierto que es el mismo oficial que me resulta familiar, ya con el grado de teniente y que acaba de despegar segundos (o años) atrás. Esta vez, no siento sus nervios, sino su confianza y seguridad. Vuelvo a sentir un orgullo cuya causa trato de descifrar.
Me doy cuenta de que el orgullo no brota solamente por su capacidad para desafiar la física a bordo de una aeronave. El orgullo más potente es la maravillosa oportunidad de pertenecer a una institución que hoy cumple noventa y cinco años y que ha unido la desvinculada geografía chilena, abriendo rutas a través del cielo y recibiendo a personas provenientes de todos los rincones de nuestro país.
Dejo las emociones para seguir el carreteo del joven piloto, su despegue y su vuelo. A pesar de estar inmóvil, siento la velocidad, la adrenalina y la satisfacción de ir en formación junto a otros, como si fuera yo quien pilotea esa aeronave. Me doy cuenta de lo feliz que soy cuando el tren de aterrizaje se separa de la tierra y puedo acelerar hasta que el sonido quede atrás. También me percato de que el piloto ha dejado en tierra a una mujer, una niña y un niño, quienes miran el cielo esperando el momento del aterrizaje para abrazar a quien surca momentáneamente el cielo.
Recupero el movimiento, el que trato de apurar para no llegar atrasado a mi vuelo. Pero el tiempo y su voluntad se detienen nuevamente. Un poco más cerca, diviso al mismo oficial acompañando a otro más joven. Esta vez, convertido en instructor de vuelo, veo la experiencia del oficial, ya convertido en capitán de bandada, dar tranquilidad al novel aprendiz en su vuelo, ya que la única otra forma de adquirir experiencia es elevándose por sobre el horizonte a bordo de una aeronave de la Fuerza Aérea de Chile.
El despegue es excepcional; no obstante, algo ha cambiado. A la mujer y a los pequeños que esperan en tierra al instructor se les ha sumado otro niño que también mira el cielo de forma demasiado similar a aquel de trece años que vi hace unos minutos… o años.
Pestañeo y el tiempo vuelve a ser el de antes. Esta vez no se detiene entre mis pasos y el F-16 que aguarda a pocos metros. Lo abordo, miro hacia todos lados, pero no veo a ninguno de los personajes descritos. Me siento y amarro las correas que me unen a una de las aeronaves más modernas de nuestra defensa nacional. Conecto mi traje al avión para que pueda llevar mi resistencia física hasta el límite, me coloco el casco y comienzo a realizar los chequeos previos a la puesta en marcha.
Mientras hago esto, doy gracias a la Fuerza Aérea de Chile por permitirme ser parte de sus filas y por poder ser un aviador, al igual que tantos otros que nos antecedieron, forjando la historia de nuestra institución desde el aire o en tierra y que hoy nos permiten celebrar poco menos de un siglo, protegiendo los cielos de nuestro país. Doy gracias también a mi familia por aguardar pacientes en tierra el aterrizaje, ya que sin ellos, este vuelo no tendría el mismo sentido.
Me preparo para despegar, acelero, el mundo comienza a pasar rápido frente a mí. Veo de reojo al niño afirmado en la reja, al joven piloto quien me saluda con “mano en visera”, al igual que sus versiones de mayor grado. Despego, otra vez en el aire, y me doy cuenta de lo feliz que soy cuando el tiempo se pasa “volando”.

Feliz 95° aniversario de la Fuerza Aérea de Chile.

 

Fuente de la imagen: Sitio web de la FACH, disponible en https://www.fach.mil.cl/GALERIA/aviones_combate/f16_mlu/f16_mlu.html

Rodrigo "Urraca" Cifiuentes

Padre, esposo y aviador.

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2 comentarios en “Cuando el tiempo se pasa “volando”

  1. Mis sinferas felicitaciones a quienes fueron parte de la FACH y los que aún están en servicio activo en estos 95 años… gracias a ArmaMente pir publicar el post que me recuerda esa frase de con la popular cita de aviación de Leonardo da Vinci:
    “Porque una vez que hayas probado el vuelo, siempre caminarás por la tierra con los ojos vueltos hacia el cielo. Porque allí has estado y allí siempre anhelarás regresar”.

    1. Muchas gracias por tu mensaje Javier!!!
      Parte de nuestra misión es “compartir ideas relevantes relacionadas con la profesión militar” por lo que nos alegra mucho recibir este tipo de feedback.
      Un abrazo y estamos en contacto.
      Atentamente,
      Equipo Armamente

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