0630 AM. Suena la alarma. Despierto y pienso:
Otro día más… No me quiero levantar. ¿Qué sentido tiene todo esto?, ¿qué me pasa? Quiero que esto se acabe… No me quiero levantar. Miro alrededor y veo una pieza, mi pieza. No me gusta. ¿cómo fue que llegué hasta aquí? Ya no me gusta nada. Ya no disfruto con nada. No me quiero levantar…
Esto fue lo que pensé prácticamente todos los días al momento de despertar, durante la mitad de mi último año como capitán y mis dos primeros años en el grado de mayor. El resto del día no era muy distinto, aunque muchas veces, las tareas propias del servicio y una que otra clase de mi curso de estado mayor, ayudaban a dejar un rato de lado este insistente y desagradable malestar. Incluso cuando hacía cosas que sabía que me gustaban, ahí estaba el malestar esperándome para arruinar esos momentos. ¿Qué me pasaba?
Dejé pasar un año y medio antes de “hacerme ver” este malestar. ¿Por qué dejé pasar tanto tiempo? Una vez un extraordinario oficial varios años más antiguo que yo dejó pasar el tiempo… Su fallecimiento nos conmovió a todos quienes lo conocíamos. De seguro tú también conoces algún caso parecido.
“Cuadro depresivo moderado” dijo el psiquiatra. O sea, depresión. Como que ya lo sabía. La depresión se define como “un trastorno mental común” que implica “la pérdida del placer o el interés por actividades durante largos períodos de tiempo.”[1] Tambiém se sabe que la depresión puede llevar al suicidio. Entonces, ¿por qué tendemos a evitar ir al doctor cuando nos sentimos deprimidos? ¿Qué es lo que pensamos cuando escuchamos la palabra depresión? ¿Será que lo asociamos a cierto grado de debilidad? ¿Será que no queremos que nos confundan con aquellos inescrupulosos que manipulan situaciones para evadir el servicio o sus responsabilidades y que acuden a un especialista buscando licencias médicas extensas? ¿Será que sobredimensionamos nuestra habilidad para salir de ese trastorno? ¿Tendremos miedo al impacto que la depresión y el respectivo “¿qué dirán?” pueda tener sobre nuestras carreras? No lo sé… Quizás una combinación de todo aquello. Lo cierto, es que parece haber un elemento cultural significativo que envuelve negativamente este tema, por lo que creo necesario abordarlo.
Miren, según la OMS el 5% de la población mundial sufre de depresión.[2] Esto quiere decir que en tu sección o pelotón (o cualquier unidad con una fuerza cercana a 30), es probable que uno o dos integrantes (incluido tu) puedan desarrollar un cuadro depresivo. Ahora, si bien este trastorno puede afectar a cualquier persona, aquellos que han sufrido alguna pérdida o evento doloroso tienen más probabilidades de tener depresión.
Entonces, si la depresión es un trastorno con el que de seguro nos vamos a encontrar, ya sea porque afecte a alguien de nuestra unidad o a nosotros mismos, y este trastorno puede tener consecuencias mortales, es necesario que estemos alerta y hagamos algo al respecto. Aquí les dejo lo que aprendí luego de sobreponerme a un cuadro depresivo:
- Si pasan varios días (un mes por ejemplo) sintiéndote triste, desanimado, no disfrutas de lo que normalmente disfrutas, anda al doctor. Esto se lo escuché a un muy buen amigo y no he dejado de repetirlo: cuando te rompes un hueso, vas al traumatólogo. Cuando ves borroso, vas al oftalmólogo. Cuando te salen manchas en la piel, vas al dermatólogo. Entonces ¿por qué no vas al psiquiatra cuando llevas algún tiempo sintiéndote triste, sin ganas o desinteresado por todo?
- Si has tenido algún episodio doloroso, alguna pérdida o algo similar, anda al doctor. Incluso si no tienes mayores síntomas. Uno nunca sabe cómo ni cuándo pueden aparecer los resultados de estos episodios. Es probable que la ruta parta con un médico general que luego te derive a un psiquiatra. Así también, es probable que el psiquiatra indique una terapia con un psicólogo. Es lo mismo que pasa cuando el traumatólogo te manda a una terapia con el kinesiólogo, solo que, en vez de trabajar con tus músculos, ligamentos o huesos, lo hace con tus pensamientos.
- No te aproveches. Hay gente que sufre y hasta pierde la vida por la depresión. Por ello, buscar eludir tus responsabilidades o servicios aduciendo síntomas o ideas asociadas a la depresión es sinónimo de perfidia.
- Si te diagnostican un cuadro depresivo y te indican el seguimiento de una terapia, no faltes a las sesiones. Ese es tu momento para compartir tus ideas, emociones o pensamientos y que puedan ser escuchadas por un profesional. Es como cuando el traumatólogo ve tu radiografía. Por lo mismo, es importante decir tus verdaderos sentimientos en las sesiones. Eso ayudará a que esa “radiografía” sea más clara.
- Trata de no repetir que te sientes mal. Cuando le conté lo que me pasaba a uno de mis mentores en la carrera militar me dijo: “lo primero que hay que hacer cuando uno está en un hoyo es dejar de cavar.” Evita hablar y repetir lo mal que te sientes y enfócate en lo bueno que puedas encontrar.
- Ponte objetivos pequeños. Ir a tomar desayuno. Hacer la cama. Llamar a un amigo o familiar… De a poco podrás ponerte objetivos más grandes.
- Haz deporte. El deporte ayuda significativamente a mejorar los estados depresivos. Pídele a un amigo que te saque a correr; que te obligue ya que probablemente habrá muchas ocasiones en las que no querrás hacerlo. Sólo preocúpate de no lesionarte.
Finalmente, hablemos abiertamente de la depresión como si fuese cualquier otra lesión o enfermedad. Esto debiese contribuir a quitar un poco el estigma que pesa sobre este tema y que muchas veces inhibe a las personas a compartir un eventual estado depresivo. La idea es que podamos hablar de nuestro estado emocional sin pudor y de esta forma identificar con facilidad a quienes necesiten ayuda. Les sugiero un video en el que un luchador de la UFC dedica emocionadas palabras a un amigo que acababa de quitarse la vida por un cuadro depresivo. En una parte dice: “… la gente preferiría… yo sé que preferiría que llorara en mi hombro a tener que ir a su funeral la próxima semana… Así que, por favor, deshagámonos de este estigma y comencemos a hablar”
Y tú, ¿cómo has estado?
[1] Sitio web de la OMS (https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/depression)
[2] Entre las mujeres es un 6% mientras que entre los hombres un 4%. (fuente OMS)
Fuente de la imagen: Sitio web Mantra Care (https://mantracare.org/therapy/ptsd-trauma/military-ptsd/)
ArmaMente es una comunidad que nace de un grupo de amigos, quienes motivados por difundir ideas propias de la profesión militar, deciden crear y proponer una plataforma con un formato de fácil acceso para quienes quieran compartir sus conocimientos y experiencias profesionales.
Por ahora contamos con una página web que concentra los esfuerzos para difundir los artículos de nuestra comunidad. Así también, tenemos redes sociales para facilitar la difusión e interacción con nuestra comunidad. Sin embargo, no sabemos qué es lo que nos espera en el futuro. ¿Alguna idea?
Excelente reflexión, muchas gracias por abordar y compartir este tema que sin duda afecta a muchos camaradas. “Vencete para vencer”……💪
Estimado Marcelo: Muchas gracias por tu comentario. La idea es que todos contribuyamos para poder enfrentar esto de la mejor forma posible.Slds.
Excelente artículo mi comandante. Es muy importante tomar en serio los problemas de salud mental, que usualmente se tienden a asociar con algún tipo de falta de capacidad e interés para cumplir nuestras obligaciones. Cada caso tiene sus motivos y antecedentes particulares, por lo que considero muy importante estudiarlos uno a uno como comandantes, evitando el prejuicio que usualmente se asocia a estos temas
Sin ir más lejos, el mismísimo Winston Churchill tuvo que lidiar durante su vida con estos “perros negros” que constantemente lo atormentaban. Hay quienes incluso piensan que la depresión lo ayudó a mejorar su liderazgo, convirtiéndolo en una figura trascendental durante la Segunda Guerra Mundial
Viví de cerca los efectos negativos que puede presentar la depresión en una persona. Mi madre que se trataba su depresión en el sistema de salud llamado ” salud mental “, no encontraba salida del hoyo que cada día seguía cavando. Hasta que como familia nos unimos a esa pelea interna que tenía mi madre día a día con el fin de evitar que siguiera hundiéndose el la depresión. Resultado de esto, fue que ella vivió sin duda los mejores años de su vida acompañada siempre en compañía de sus hijos y esposo.
Excelente artículo, lamentablemente también he perdido camaradas producto de la depresión, sintiendo la sensación de ese “trago amargo” del que tanto le hablan a uno cuando se inicia en esta carrera.
Gracias mi Comandante por tocar este tema que nos lleva a reflexionar que debemos buscar la ayuda profesional, no solo para nuestros subordinados, sino de nosotros mismos, ya que es común autopostergarnos (solemos alistar nuestro equipo al final, después de tener toda nuetsra unidad lista ).
Estimado Alexis: Este es todo el sentido de ArmaMente. Tener una comunidad donde podamos compartir ideas que puedan tener valor para sus integrantes. Un abrazo grande.
Excelente reflexión!!!
Muchas gracias Valeska. Saludos
Grande Fernando! Gracias por compartir esta experiencia con sabiduría. Muchas personas necesitan escuchar esto a tiempo y no tengo dudas de que servirá para mejorar sus almas.
Un gran abrazo.
Gracias Tomás!!! Esa es la idea, que sirva de algo. Un abrazo grande.
Excelente artículo Fernando, un gran tema, respecto del cual no he tenido experiencia personal pero si de gente cercana.
Felicitaciones.