Desde el nacimiento del estado moderno, después de la paz de Westfalia en el año 1648, cada país, a través del contrato social, tiene la tarea de proveer seguridad, desarrollo y bienestar a las personas. Estas a su vez, tienen la responsabilidad de responderle al país trabajando en beneficio del bien común. Así, la seguridad pasa a ser un eslabón clave en la estructuración del contrato social, ya que sin seguridad no hay desarrollo y sin éste no hay bienestar para las personas. Por tal razón, el estado genera la seguridad que el país requiere a través de la acción de la defensa y de las policías. Es por esto que las Fuerzas Armadas son esenciales para el desarrollo de la nación ya que permiten que el país evolucione en paz, gracias a que producen un bien intangible llamado “defensa”. Como las Fuerzas Armadas producen este bien, se considera que la defensa no es un gasto si no una inversión.
Con el propósito de producir defensa, anualmente el estado invierte un porcentaje del PIB a esta función. Con los recursos asignados, las Fuerzas Armadas deben generar las condiciones para cumplir su tarea principal que es preservar la paz, a través de la disuasión que generan las capacidades estratégicas que desarrollan, evitando así que un potencial adversario intente una acción bélica en contra de nuestro país. En este contexto, el propósito de esta columna es explicar, de manera simple, cómo las Fuerzas Armadas y particularmente el Ejército, gracias a la inversión en defensa, cumplen con efectividad y eficiencia su tarea principal de producir defensa y seguridad para así asegurar la paz.
Primero, la efectividad es la capacidad para cumplir el objetivo asignado. En el caso de la defensa, la medición de esta meta es muy simple, ya que el propósito de la defensa es preservar la paz y evitar la guerra. En consecuencia, si el país está en paz se cumple la tarea y por ende el bien producido es efectivo. En tal sentido, la defensa de Chile ha sido tremendamente efectiva ya que, a pesar de enfrentar una serie de crisis internas y externas en un escenario internacional y regional convulsionado, ha mantenido al país en paz por más de un siglo. Más aun, el Instituto de Investigación para la Paz Internacional de Estocolmo (SIPRI) definió a Chile como el país más pacífico de Latinoamérica el año 2019. Esto a pesar de que según la Universidad de Uppsala, el mundo enfrentó en el mismo período cincuenta conflictos armados en distintos países como Afganistán, Yemen, Ucrania, Colombia y México, entre otros. Lo anterior, no solo demuestran que las Fuerzas Armadas de Chile han sido y están siendo efectivas, si no también que lo están haciendo en excelente forma, al ser nuestro país el más pacífico de la región.
Segundo, se entiende por eficiencia la capacidad de generar un bien a un bajo costo por unidad de producción; es decir, aprovechar al máximo los recursos asignados para producir la mayor cantidad del bien (defensa). En el caso de las Fuerzas Armadas, las instituciones tienen sus propias formas de evaluar la eficiencia, a través de mecanismos que buscan medir el grado de preparación de la fuerza a bajo costo. Respecto del Ejército de Chile, la eficiencia en la producción de defensa se mide a través del alistamiento operacional, entendido como el nivel de preparación de una fuerza para entrar en combate. Dicha herramienta de medición se divide en cuatro áreas de evaluación que aseguran que una unidad esté en condiciones de emplearse con éxito en el combate, las cuales son: 1) dotación, 2) entrenamiento, 3) planes y 4) equipo y material. Es decir, mientras más completa esté una unidad en términos de personal, mejor sea su nivel de entrenamiento, posea todos sus planes de empleo actualizados y su equipo y material esté con el máximo nivel de disponibilidad, mejor será su alistamiento operacional y por tanto en mejor forma contribuirá a la producción de defensa. Por tanto, dentro del presupuesto fiscal invertido anualmente, la tarea fundamental de cada comandante en los distintos niveles de mando es articular la preparación de la fuerza para producir el máximo alistamiento operacional al menor costo posible. Por ejemplo, un comandante puede que durante su año de mando le asigne más tiempo al mantenimiento del equipo, lo cual va a mejorar la disponibilidad de éste para el combate, pero al mismo tiempo va a tener menos tiempo para entrenamiento, lo cual podría hacer que la métrica de esta variable disminuya. Otro ejemplo podría ser que un comandante le asigne prioridad al entrenamiento de la unidad, lo cual podría implicar que sus integrantes sufran un mayor desgaste y se lesionen produciendo una disminución en la dotación de personal de la unidad y por ende, en el alistamiento operacional. En consecuencia, cada comandante debe tener conciencia de la eficiencia en el cumplimiento de la tarea, lo que implica un equilibrio en la asignación de tiempo y recursos económicos para las cuatro tareas principales que realiza, de tal suerte de poder generar el máximo nivel de alistamiento operacional posible.
En conclusión, los hechos demuestran que las Fuerzas Armadas de Chile y particularmente el Ejército han sido tremendamente efectivas en el cumplimiento de su misión principal que es preservar la paz, lo cual demuestra que la inversión de recursos del estado en este ámbito ha sido provechosa. Por otra parte, en relación a la eficiencia, el Ejército a través de la medición del alistamiento operacional demuestra la conciencia institucional respecto de la adecuada inversión de los recursos, de modo de contribuir a la producción de este bien llamado “defensa”. Para esto y en virtud de las lecciones aprendidas respecto de los casos de corrupción aislados que ha vivido la institución, el Ejército ha mejorado sus mecanismos de control y ha diseñado procesos para evitar que los recursos provenientes del estado se inviertan de manera inadecuada. Finalmente, los militares debemos ser conscientes que tenemos una misión fundamental en beneficio del país y su gente, ya que tenemos la responsabilidad de velar por su seguridad, la cual es una de las tres tareas principales del estado moderno. Para ello, el estado invierte recursos que le pertenecen a todos los chilenos, los cuales debemos emplear con efectividad y eficiencia.
Aficionado a las áreas de seguridad internacional, defensa, toma de decisiones y pensamiento crítico.
Hoy en día las cosas se miden y así se justifican. Preservar la paz o la disuasión son temas difíciles de cuantificar, esto es uno de los factores por el cual el sector de la defensa pierde credibilidad y más aún cuando el mando ni si quiera lo entiende.
La preparación de un militar no es solamente ser militar, la aplicación de métodos científicos lleva a demostrar los casos y buscar soluciones concretas, y un militar también está expuesto a eso. En resumen, no basta con estudiar la guerra, reglamentos varios y un barniz de evaluación de proyectos para estar capacitado, se necesita mucho más que eso.
Esto hay que contárselo a los niños y a los políticos, para que puedan hablar y proponer con conocimiento y los jóvenes del futuro no se pierdan en las falsedades.
Para eso, se necesitan pantalones largos