0440 am en la zona de apresto. Momento de salir del sobre tras una noche de dormir poco y pensar mucho. La adrenalina nos despierta de golpe y recibimos una “p” de realidad matutina… La hora de inicio de la acción ha llegado. El primer contacto se espera sea con las primeras luces del día a diferencia del “apresto cercano” que inicialmente será nocturno, posterior a la penumbra del crepúsculo vespertino, por lo que la consigna inicial es a estar bien atento y evitar que algo del equipo se quede, pierda o dañe antes de que realmente lo necesitemos.
Acto seguido tomamos un poco de agua, comemos algo liviano; lo de costumbre para evitar innovar en el “día D”. Hacemos nuestras necesidades fisiológicas para no fallar por un dolor de guata, para una vez listos tomar la mochila, el casco y a nuestra pareja de combate.
Tras veinte minutos estamos ya embarcados en la plataforma y en ruta al objetivo. Reina el silencio… Ni el conductor ni yo conversamos. Sabemos que vamos a cumplir una misión, entrenamos al máximo para eso, haciendo carne el lema “si fallas en prepararte, prepárate para fallar”. Aun así, sabemos que el riesgo (táctico o accidental) siempre existe.
Este tipo de operaciones son de por sí una tarea difícil, pero las variables atmosféricas y en especial el flujo de las mareas no dependen de uno. Casi sin percatarnos hemos llegado al P-R-O (punto de reunión antes del objetivo), lugar en el cual nos reunimos con el resto de la patrulla para las coordinaciones finales y el último acomodo al equipo. Una vez listos, repasamos el CONOPS (concepto de operaciones): “En un primer momento tendrá lugar la infiltración anfibia: dos kms de travesía sin aletas que debemos completarlos no después de (NLT)H+60’. En un segundo momento, serán 90 kms en vehículos ultra livianos con mi pareja de combate (AKA “La Flaca”). Para finalizar, en el tercer momento serán 21kms a pié con un perfil de ruta importante, llegando a la línea máxima por alcanzar NLT H+8.
Es así como tras un par de abrazos y un viva chile con el alma, escuchamos el primer tiro. ¡¡¡ Contacto!!! Corremos al agua para estar lo antes posible nadando… Brazada tras brazada, brazada tras brazada, tratamos de sincronizar nuestros brazos con las olas para ser eficientes y hacernos uno con el medio; tarea no sencilla por la cantidad de combatientes en la ruta de la travesía, los lentes empañados y la dificultad para orientarse. Brazada tras brazada, hasta que nuestras manos tocan el fondo; el ruido y los gritos en el ambiente hacen lo suyo, pero acortamos nuestro ciclo OODA (observar, orientarse, decidir y accionar) y retomamos la ruta hacia el punto de reunión con nuestra pareja de combate. Un par de metros más adelante nos rencontramos con “La Flaca” y salimos raudos hacia la ruta… Fueron más de 3 horas por subidas y bajadas en las que pusimos todo de nosotros para completar esta segunda fase en el cumplimiento de la tarea. Fue así como tras completar los 90 kms. en nuestros vehículos ultra livianos llegamos al punto de inicio de la marcha a pie, con el estanque de ácido láctico hasta el tope, ¡pero con toda la fe!
Pendiente fuerte, positiva y negativa a lo largo de 21 kilómetros. Se siente la fatiga, pero el foco no se pierde… Al cabo de unas dos horas, el objetivo está a unos 300 mts. ¡Ya estamos llegando! Últimos pasos; meses de trabajo y de sobreponerse ante la adversidad, dejando de lado el tiempo de ocio, levantándose antes de la hora del servicio para poder entrenar una o más veces al día y finalmente sacrificando muchas cosas para poder cumplir un sueño, el de cruzar la meta de un Ironman 70.3, desafío no menor y premio tanto para el corredor como para los suyos.
Tras un par de horas, ya en la acción táctica complementaria de la muy merecida cerveza post carrera, es que hago el parangón entre el planificar y ejecutar una operación de patrullas versus esta carrera de resistencia… Pienso también en mis padres y les agradezco por darme la vida. También en la mujer que amo (y que nada, pedalea y corre a mi lado) y en mis hijos que son la principal motivación, para demostrarles que por muy cuesta arriba que se vea algo en la vida nada es imposible… Finalmente recuerdo a un amigo en particular con su siempre y característico humor negro, elocuencia y mensajes sacude debilidades, “porque eso hacemos los guerreros, nos ponemos a prueba, una y otra vez, empujando el émbolo más allá del límite.”
Fuente de la imagen: Página web de “Popular Science” (https://www.popsci.com/history-future-roads-feature/)
Triatleta amateur, padre de dos y amante de mi familia, “Surge et Illuminare”