El Caudal de Gotas de Sudor

A veces queda la sensación de que el sólo hecho de trotar nos ayuda a mantener una vida saludable y acorde a las exigencias físicas de la carrera militar. Ser un runner mañanero y participar en corridas nos refuerza eso. Claro, hay que tener en mente los estándares físicos mínimos exigibles que debemos cumplir, como son las Pruebas de Suficiencia Física (PSF) o las Habilidades Básicas de Combate (HBC). ¿Esto nos ayuda? Por su puesto que sí. Con ello demostramos que estamos activos y cumpliendo con el “estándar” exigible básico, si a ello le sumamos quedar en una condición de apto muy bueno u óptimo, mejor aún, pero, ¿es suficiente?

Hacerse del tiempo para entrenar en un gimnasio, en condiciones óptimas, con los pesos ajustados y necesarios, máquinas de acero inoxidable, la música de fondo que me motiva a seguir y así lograr tener el físico que quiero, alcanzar un cuerpo tonificado para considerarme físicamente fuerte y ser la imagen que guíe a mis subordinados, ¿es suficiente?

Cumplir con planes de entrenamiento físico muy bien estructurados basados en manuales o realizar ejercicios que demanden una carga física con la presión necesaria que involucre un desgaste, sustentado en tiempos y prácticas acordes a la norma, puede ser el complemento correcto entre planificación y ejecución del entrenamiento, pero sigo con el cuestionamiento, ¿es suficiente?

Al parecer, nada podría ser suficiente cuando el que entrena, solo piensa en sí mismo, en cómo mejora o avanza en sus logros individuales. En cierto modo no estaría mal, pero en la reflexión profunda, ¿es lo que necesitamos?

Cuando se entrena y cae la primera gota de sudor, es cuando recién el trabajo físico empieza a hacer sus efectos. Sabemos que para algunos ahí es cuando termina y que una gota es suficiente, pero para otros es sólo el inicio y es ahí donde hay que enforcarse. ¿A cuántos de los primeros podemos convencer de que sumar sus gotas al caudal ayuda al equipo y a ellos mismos?

Si aumentamos nuestro caudal de sudor, nos sentimos mejor, aumenta nuestra confianza y la reflejamos, creemos que vamos avanzando y por buen camino, pero cuando sumamos a este caudal las gotas de otros, cuando entendemos que el entrenamiento no es para mí, si no para mi equipo, parece que la historia se escribiera diferente.

No importa cuál sea el entrenamiento, porque cuando implica sacrificio y trabajo en equipo, siempre traerá buenos resultados. La cohesión, el espíritu de cuerpo, la abnegación y la superación, no pueden ser palabras de manual, deben ser condiciones propias que logra una unidad cuando el entrenamiento es de verdad y, cuando digo de verdad, es porque involucra a todos, sin cuestionamientos. Con ello, hacemos mover sus engranajes y lograremos identificar a esos que llegan a la primera gota, motivándolos a conocer sus reales capacidades.

No todos saben cuánto pueden rendir hasta que son sometidos a un esfuerzo, lo mismo pasa cuando los equipos son sometidos a esto y cuando hablo de equipos, me refiero a las unidades. Si lo logramos, es muy probable que el caudal de sudor de nuestra unidad aumente y con ello, alcancemos una cohesión integra.

Dan lo mismo las condiciones, el dónde, cuándo y cómo entrenemos, mientras sea en beneficio del equipo, todos sudan y si logramos esto a través de cosas muy simples, siempre haremos la diferencia con el resto, porque están todos. Hay que saber plantearse el cómo; generemos las condiciones para ello, romper paradigmas y obstáculos, no se necesitan muchos medios, basta entrenamientos cortos de alta intensidad, forzando liderazgos sin importar grados, sin lugar a dudas alcanzaremos esa vida militar saludable y acorde con las exigencias físicas esperables, para que la suma de las gotas de sudor sean el reflejo de lo que debemos ser, consiguiendo ese caudal que toda unidad necesita.

 

Fuente imagen: Cuenta de Instagram dle Ejército de Chile (https://www.instagram.com/p/CjtjjrlLzpa/)