Todo está en la fuerza mental

El corneta todavía no había tocado diana y ya estábamos en el patio de la orden, mi teniente continuaba con la rutina de forjarnos un carácter fuerte. En la penumbra y con la débil luz del patio, dirigía el calentamiento previo al trote. Al terminar, formamos en tres escuadras y designó a un instructor para llevar el canto…

La imagen de las unidades militares cantando mientras trotan, fue una de las cosas que me cautivaron para ser militar. Sigo pensando que es una excelente forma de motivarnos, de crear espíritu de cuerpo y también para distraernos de los largos kilómetros que nos esperan. Esta vez no fue la excepción, pero fue un canto nuevo, uno que no había escuchado anteriormente, todavía resuena en mi mente, después de más de treinta años, no sólo sigue motivándome, también pasó a ser una máxima de vida, un mantra, un lema personal, es simple y empieza con:

 ¡Todo está en la fuerza mental!

¡Todo está en la fuerza mental!

Piensa que puedes y podrás,

sí piensas en pequeño atrás te quedarás…

Sí, a mi juicio todo está en la fuerza mental. Pero para clarificar esta afirmación, quiero descomponerla preguntándonos ¿qué es todo? y ¿qué es la fuerza mental?.

Si todo es aquello que no le falta ninguna de sus partes, la pregunta lógica es ¿cuáles son las partes?, a lo que podríamos responder el “ser, saber y hacer” de un individuo. Ahora bien, si consideramos que el “ser” es el más importante ya que guía el “saber” y el “hacer”; tenemos que la base de todo, es el “ser”. Es decir, nuestro ethos, las virtudes a las que le asignamos valor y las que decidimos cultivar, constituyendo nuestro código de conducta personal.

Del mismo modo, la fuerza mental (expuesta anteriormente como fuerza de voluntad) puede ser entendida como la capacidad de esforzarse en consecución de un objetivo y luchar hasta alcanzarlo, regulando nuestras emociones. Es decir, constituye la forma de mejorar como persona y ayudarnos a mantener en línea nuestra brújula moral. Es el método para fortalecer nuestras virtudes, es nuestro “todo”.

Aclarando lo anterior, nace una nueva pregunta: ¿por qué es importante moldear nuestra conducta en virtudes declaradas por la Institución? La respuesta se sustenta en que, aun cuando cada individuo es libre de valorar lo que estime conveniente, la vida en sociedad implica seguir valores que son comunes a todos sus integrantes. Así, quienes optan por la profesión militar subordinan su vida a mantener el bien público de la Defensa Nacional, por lo que deben desarrollar virtudes y compartir valores en su vida profesional y privada, que no necesariamente son fundamentales para otras personas. Lo anterior, ante la característica única de ser parte de una profesión que detenta la potestad del uso legítimo de las armas.

Desafortunadamente, en la actualidad muchos conceptos filosóficos se encuentran relativizados y la tentación de valorar aspectos de nuestra sociedad, que se contraponen a los valores militares es muy grande. Por tanto, ante el titánico desafío que implica cultivar estas virtudes en nuestra realidad social, nace otra pregunta: ¿cómo es posible llegar a ser virtuoso en estos días?

Massimo Pigliucci nos ayuda con la respuesta, en su libro “Como ser un estoico: Utilizar la filosofía antigua para vivir la vida moderna”. Pigliucci basa su texto en responder la pregunta ¿cómo puedo ser virtuoso aquí y ahora?.

Su solución es simple, pero por ser simple es difícil de lograr. Plantea que cada individuo posee una filosofía de vida, basada en virtudes a las que le asigna valor para guiar su forma de pensar y actuar. De la misma forma, la vida nos enfrenta diariamente a un sinnúmero de situaciones con distintos grados de dificultad. La respuesta está en enfrentar cada uno de estos desafíos con las herramientas que ya están a nuestra disposición, es decir, las virtudes a las que le otorgamos valor y forman nuestro código de conducta. Es en este proceso de la vida diaria, donde se encuentra la oportunidad de cultivar las virtudes y convertirnos en una mejor versión de nosotros mismos.

En la práctica, la propuesta es enfrentar cada situación conflictiva de nuestra vida, anteponiendo conscientemente el valor de nuestro código de conducta que la mitiga, es decir:

  • Si sentimos dolor, conscientemente entrenemos el temple.
  • Si somos insultados, conscientemente entrenemos la paciencia.
  • Si comprometidos nos atrae otra persona, conscientemente entrenamos el autocontrol.
  • Si conversando se habla mal de una persona, conscientemente entrena la prudencia.
  • Si nos falta dinero, conscientemente entrena la honradez y austeridad.
  • Si sentimos miedo, conscientemente entreno el valor.
  • Si estamos físicamente cansados, conscientemente entrenemos la perseverancia.

Y así sucesivamente con cada una de las tentaciones o conflictos que se nos presentan diariamente. Una a la vez, paso a paso, poco a poco, intentando siempre ser mejores que ayer.

Efectivamente, nuevamente parece fácil, pero no lo es. Es aquí donde además de fuerza mental requerimos de diciplina y motivación para alcanzar el objetivo de ser un buen comandante. Como señaló William Penn: “Ninguna persona es apta para mandar a otra que no pueda mandarse a sí misma”, en consecuencia, es todos los días cuando enfrentamos el desafío de intentar ser un líder virtuoso y alcanzar el mérito, virtud y patriotismo del que hablaba O´Higgins.

Por lo tanto, continúen entrenando mientras el resto duerme, continúen estudiando mientras el resto se divierte, continúen perseverando mientras el resto descansa y dispónganse a rendir la vida, por cada uno y todos los chilenos, si fuese necesario. Sin mirarnos los pies sino que mirando al frente, repitiéndonos en cada paso, día a día, en cada trote que ¡TODO ESTÁ EN LA FUERZA MENTAL!… Y quizá en nuestro funeral alguien mencione que fuimos una persona virtuosa… y quizá… que fuimos un líder.

 

Fuente de la imagen: https://codexpsicologia.com/estrategias-para-desarrollar-nuestra-fortaleza-mental/

One thought on “Todo está en la fuerza mental

  1. El mensaje anterior nos llama a la profunda reflexión sobre el cultivo de la virtud y el liderazgo, recordándonos que el camino hacia la excelencia personal es un proceso constante y permanente, que requiere fuerza mental, disciplina y motivación para enfrentar cada desafío anteponiendo nuestros valores. Un llamado inspirador a forjar día a día un carácter íntegro mediante la práctica consciente. Mis felicitaciones al autor.

Comments are closed.