El Ejército de Chile, cuenta como medio de completación de sus cuadros con el servicio militar obligatorio. Desde más de 100 años, el servicio ha beneficiado, por un lado, a la defensa nacional al entregar ciudadanos disponibles para ser movilizados y, por otro, ha permitido efectuar una labor social, especialmente en el ámbito de la educación. Sin embargo, el avance tecnológico de los sistemas de armas y el requerimiento de contar con tropas altamente disponibles han hecho necesario que se requieran ejércitos compuestos por tropas profesionales que permanezcan mayor tiempo en la institución. Así también, los niveles educacionales en Chile han alcanzado rangos de primer mundo y cada vez menos, los ciudadanos acuden a los cuarteles para terminar su educación. Por lo tanto, se podría pensar que contar con un servicio militar obligatorio estaría de más y sería necesario continuar la tendencia hacia una profesionalización total del Ejército. Sin embargo, algunas características actuales del país siguen produciendo desafíos, principalmente, en el ámbito social. Elementos como inequidad, falta de diálogo, aislamiento de grupos vulnerables, segmentación de grupos sociales, crisis de identidad juvenil han dejado atrás a los problemas sociales del siglo XX. Ya no es necesario enseñar a leer, ahora se ha hecho necesario aprender a vivir en sociedad. Ante este desafío, el servicio militar se presenta, como una alternativa para lograr ese objetivo, pues permite, no sólo transformar a un joven en soldado, sino hacerlos pertenecer a un grupo con un propósito desarrollar relaciones afectivas profundas y, finalmente, acercar a gente de distintos orígenes.
Al realizar el servicio militar se comienza con un proceso de transformación del ciudadano el cual tiene como propósito integrarlo dentro de un grupo específico (escuadra, sección, compañía etc.) para que cumpla una misión determinada con un propósito superior. Así mismo, la instrucción militar busca que ese grupo valore y proteja al individuo reconociendo la importancia de la función que realiza. Por ejemplo, el soldado sirviente de ametralladora será el encargado de proteger, con sus fuegos, el avance del resto de la escuadra y, a su vez esta escuadra permitirá, el asalto a la posición enemiga por parte de la sección. Como se puede evidenciar, el futuro soldado sentirá que su misión tiene una responsabilidad directa con la seguridad de sus camaradas y se enmarca en un propósito superior como lo es el éxito de la misión de la sección. Esto, que puede parecer de Perogrullo para los militares, tiene un mayor impacto en jóvenes que a lo largo de su vida, han sido marginados por la sociedad. Estos jóvenes catalogados como en riesgo social, normalmente, son los que, ante la necesidad de pertenecer a un grupo, integran las barras bravas, grupos violentitas y organizaciones criminales que, a diferencia del resto de la sociedad, los acogen (utilizan). No se quiere decir que el servicio militar sea una suerte de correccional para estos jóvenes, muy por el contrario, el punto que se quiere sostener es que mientras más posibilidades existan para que estos jóvenes les den un sentido y propósito a sus vidas, se evitará que lo hagan a través de organizaciones violentas y/o criminales. Por lo tanto, el servicio militar, les mostrará que son capaces para contribuir a la sociedad y que pueden ser reconocidos por ésta.
Asi también, no sólo los jóvenes en riesgo social y/o vulnerables pueden obtener valiosas lecciones en el servicio militar, sino que los centennials (generación nativa digital) tienen mucho que ganar al realizarlo, especialmente, en el ámbito de las relaciones personales. La irrupción de las redes sociales y su impacto en las relaciones interpersonales, han hecho que, generaciones más nuevas, logren relacionarse con número inmenso de “amigos”, que, en muchos casos, no han tenido la oportunidad de conocer en persona. La profundidad de la relación interpersonal en las redes sociales sería exigua y, por ende, frágil y poco duraderas. Esto genera que, a lo largo del tiempo o en períodos de dificultad, estos “amigos” vayan desapareciendo o no se involucren mayormente con el otro. En el caso del servicio militar, las relaciones son totalmente distintas, pues se construyen en base de un conocimiento entre las personas del día a día. Se realizan todas las actividades junto al resto de los soldados, se ganan experiencias (buenas y malas) de manera compartida y se logra profundizar el vínculo entre camaradas. Los “me gusta” no se darán por una “selfie” en la playa, sino por las fatigas, penas y alegrías que se comparten. Por lo tanto, una vez terminado su servicio, los ex-soldados, habrán aprendido a cómo forjar relaciones más profundas y por ende, más satisfactorias.
Finalmente, un servicio militar que reúna jóvenes de distintos orígenes y realidades sociales, compartiendo por primera vez una labor en común, ayudará a derribar barreras y, por consiguiente, a integrar a más chilenos. Si bien, el sistema actual del servicio militar no permite realizar lo anterior en un 100%, se estima que rigidizando la obligatoriedad y aumentando el número de llamados a su cumplimiento se puede avanzar en esa materia. Por otro lado, los soldados no sólo se conocerán entre ellos, sino que vivirán la función militar, conociendo de primera fuente la labor del Ejército y de sus integrantes profesionales permanentes. Este último punto, reforzará el entramado social entre militares y civiles, mejorando así las relaciones entre ambas partes. Los ciudadanos aprenderán de nuevas realidades sociales derribando mitos y estereotipos junto con tomar conciencia de la labor institucional
En conclusión, contrariamente a lo que se podría pensar sobre el servicio militar obligatorio y a la tendencia mundial de profesionalización de los ejércitos, el servicio militar todavía se presenta como una herramienta útil para el desarrollo de la sociedad chilena. Ese hecho se fundamenta, principalmente, por la entrega de reconocimiento y sentido de pertenencia a jóvenes vulnerables. Además, proporciona las herramientas a generaciones nativo-digitales para establecer relaciones humanas más profundas y satisfactorias. Finalmente, mediante un mayor grado de obligatoriedad, se podría contar con jóvenes de distintos orígenes sociales lo que permitiría generar lazos entre ciudadanos que, en otras circunstancias, no los tendrían.
Aspirante a bloguero, que cree fehacientemente que en la discusión está la luz…
Buen día, muy interesante artículo. Si me permite, y sabiendo que este artículo aborda la perspectiva social del servicio militar, quisiera agregar algo que aprendí luego de estudiar las consecuencias de la I GM.
Me pareció sorprendente esa vez que los aliados, al redactar el tratado de Versalles, dentro de todas las demandas que exigieron para asegurarse que Alemania se mantuviera militarmente irrelevante, fue que Alemania tuviera un Ejército compuesto por profesionales en vez de conscriptos.
Suena extraño, pero esto se debe a la capacidad que tiene la conscripción para generar grandes reservas, dando a entender que si bien los soldados profesionales son superiores a los conscriptos en los niveles inferiores de la conducción, el impacto del servicio militar se hace mayor en niveles más altos, sumándose a lo anterior el aporte que implica en el desarrollo nacional, tal cual como se señala en el artículo.
Eso quería aportar. Saludos y felicitaciones.
Estimado Antonio:
Gracias por sus comentarios y por su aporte referido a la historia militar europea posterior a la I G.M.. Efectivamente, aunque suene extraño, los aliados quisieron evitar que Alemania contara con grandes reservas de conscriptos entrenados. Esto se debe, en que en esa época el concepto de Guerra Industrial aún se aplicaba, esto quiere decir una gran cantidad de producción de medios para hacer la guerra de manera masiva . Lo anterior, aplicaba tanto para bastimentos, pertrechos , armamento y medios humanos.
Muchos saludos y quedo a su disposición.
Bueno el artículo.
Hay que ver también, como el servicio militar impacta de manera directa a los instructores jóvenes (oficiales y cuadro permanente), ya que es aquí donde ellos ponen en práctica todo lo teórico enseñado en las escuelas matrices y donde se forma y forja el carácter, dando sorpresas muchas veces aquellos que uno los veía de más bajo perfil…… ayudando de manera directa al desarrollo profesional de los instructores, dando una experiencia que aumenta las competencias de cada uno de ellos. Hoy en día, hay muchas unidades donde hay instructores antiguos que nunca han tenido un periodo básico, que no se han quemado las pestañas craneandose como hacer las instrucciones al otro día, que no tienen conocimiento de su gente y que muchas veces tampoco les interesa tenerlos, y que más aún se jactan de nueva haber realizado dicho periodo, como si fuera motivo de orgullo. Es más, prácticamente ven el periodo básico como un castigo, siendo que antes uno buscaba la instancia para ser participe del periodo de formación del ciudadano a soldado. El cambio generacional ha afectado de manera transversal a la ciudadanía como a las instituciones, y eso se ve reflejado cada vez que uno pide voluntarios, o que se realizan reuniones de camaradería…..cada vez son menos los que llegan y la mayoría es personal antiguo……por eso es importante mantener las tradiciones, que no se pierda el contacto humano, y que la “familia militar” sea realmente eso y no sólo una frase cliché, donde al momento de problemas reales de un integrante de la unidad propia, se haga vista gorda para ayudarlo. Eso básicamente. Saludos
Estimado Jaime:
Gracias por el comentario , y especialmente porque ud. toca un punto muy importante que no consideré en el artículo. Este punto se refiere a el crecimiento que tienen los propios integrantes de la institución al cumplir con sus labores de formadores de soldados. Las enseñanzas no solo las reciben los conscriptos , sino sus instructores en el contacto diario con ellos, en las campañas y en las reuniones de camaradería. Los conscriptos vienen de orígenes y realidades muy distintas y diversas, por lo tanto , su aporte a los integrantes del Ejército es innegable. Además, tal como ud. señala, los jóvenes instructores tienen la oportunidad de poner en práctica lo aprendido de manera teórica en sus cursos de formación.
Un abrazo y gracias de nuevo por el comentario.