Diste una orden cubriendo las coordenadas de la acción[1] “de manual”, hiciste gala de tu mejor capacidad de expresión, intentaste ser claro, preciso y conciso….
¿Qué pasa cuando la ejecución de una orden, no se da acorde a lo que esperabas, cuándo un subordinado falla al ejecutar la orden recibida, generando un desenlace no deseado? Si consideramos que no existió dolo ni negligencia, y que el individuo posee las capacidades para cumplir la tarea encomendada, entonces nos encontramos frente a un error, no fortuito, pero tampoco intencionado.
En culturas de alto contexto[2], como las de países sudamericanos, y particularmente en Chile, el uso de lenguaje no verbal constituye uno de los pilares de la comunicación, somos más expresivos corporalmente que, por ejemplo, países anglosajones. La construcción de nuestra forma de comunicación nace de las relaciones intersubjetivas que permiten identificar, por ejemplo, “tallas en doble sentido o ironías”, algo que usamos mucho en nuestra cultura militar. En culturas como la descrita, las palabras pueden perder algo de relevancia si no se colocan en contexto.
Es precisamente esta conciencia, esta comprensión del entorno, la decodificación del mensaje en un contexto, la que incide directamente en como este se recibe (para el caso planteado, una orden verbal directa), y cómo el receptor comprende que debe ser ejecutada. A eso sumamos el contexto situacional, el cual es complejo, conlleva el riesgo propio del quehacer militar y está lejos de ser estático. Así, existe espacio para para la ocurrencia de equivocaciones.
¿Y qué pasa cuando se incurre en equivocaciones? Bueno, normalmente se desata algún grado de reprensión de diversa índole, que busque corregir la conducta que dio origen al error, a la equivocación y que derivó en un resultado poco afortunado. Esta medida correctiva, se enfoca normalmente, en identificar las acciones ejecutadas. Un claro ejemplo es la forma de aplicación de nuestras RDAs[3], donde respondemos las interrogantes de: ¿Qué sucedió? ¿Por qué sucedió? ¿Cómo mejorarlo o mantenerlo? En este útil formato, el enfoque se orienta más a la acción, a la ejecución de una actividad, de una táctica, técnica o procedimiento (TTPs), por tanto, aprendemos normalmente y en mayor medida, de los errores cometidos en la ejecución.
Pues bien, cabe preguntarse ¿Existirá alguna otra forma de minimizar la ocurrencia de errores, “colocando la lupa” en otro lado? Por ejemplo, antes, mucho antes de la ocurrencia del error, e incluso antes de la ejecución.
La lógica empleada es simple y tiene como como presunción que el subordinado no tuvo la intención de cometer un error intencionado o generar daño, y posee la capacidad y los medios para cumplir la tarea. Bajo estas premisas, postulo que el error puede deberse a una comprensión situacional equivocada (no utilizo la palabra incomprensión, debió a que probablemente tuvo compresión, pero con un enfoque equivocado), es decir una lectura incorrecta del contexto + ambiente.
Propongo reflexionar sobre una intervención temprana, aunque sea tardía, e aquí el oxímoron (temprano pero tarde). Se interviene tarde, por que se hace post ejecución-error, pero es temprana, por que busca modificar la comprensión situacional, no la conducta-acción en la ejecución. Busca modificar el cómo, quien recibió la orden comprendió el ambiente, decodificó el contexto e hizo sentido de el. Es este proceso cognitivo el que llamo a modificar, a redireccionar, y quien sabe, quizás logrará evitar errores similares en un futuro.
Si consideramos que el mando tipo misión se basa en la compresión de la intención, esta modalidad de enseñanza-aprendizaje otorga un marco de actuación amplio, para evitar errores en circunstancias que, si bien pueden no ser iguales, podrían tener las mismas variables. Enfocarse en cómo comprendió, que valor le asignó a esas variables relevantes del entorno y como enmarcó las acciones que pretendía efectuar en el contexto dado, permitirá desarrollar pensamiento crítico. Permitirá además profundizar en el juicio auto-dirigido, respondiéndose ¿Por qué pensé lo que pensé? O lo que algunos denominan “metacognición.” Esto genera un aprendizaje profundo, el que permitirá adquirir la capacidad de ajustar sus decisiones y su actuar en un abanico de situaciones más amplio.
Autoría del gráfico: Jorge Villarroel Rivera.
… la próxima vez que un subordinado cometa un error, en vez de decirle hiciste esto mal, ejecutaste esta acción en vez de esta otra, no debiste hacer eso… pregúntale cómo interpretaste la situación, que importancia le diste a la relación entre este factor y este otro, por qué concluiste que esa acción era mejor que esta otra y que cálculo hiciste para proyectar este resultado, por nombrar algunas interrogantes. Ayúdale a efectuar una ingeniería inversa de como definió el problema, deconstruye la comprensión de este.
Ayúdale a dirigir su juicio, entrégale herramientas para que pueda hacerlo por sí mismo en un corto plazo, en resumen, transfórmalo en un pensador crítico y de paso aprende tu también en el proceso. Lo importante es que podrá asimilar cómo su comandante comprendió el ambiente, dándole un sentido más profundo al entendimiento de la situación y obtener una experiencia significativa.
Efectúa una RDA cognitiva, planteando interrogantes como: ¿Por qué pensé lo que pensé? ¿Por qué escogí esta alternativa en vez de esta otra? ¿Qué valor o importancia le asigné a esta(s) variable(s) del ambiente (METTT-C)? ¿Cómo efectué el cálculo para determinar la probabilidad de que esto ocurriera? Luego, centra el esfuerzo en determinar dónde se produjo el error de compresión situacional, de Contexto + Ambiente.
Enfoquémonos en la comprensión situacional, quizás así, esta intervención temprana, aunque tardía, sea más que un oxímoron interesante.
Notas al pie de página
[1] Metodo simplificado para definir la misión: Quien, que, cuando, donde y para que.
[2] Comunicación que utiliza formas de transmisión de mensajes de relativa ambigüedad, usando lenguaje corporal o no verbal y uso de expresiones equivocas o en buen chileno “con mas de un sentido”.
[3] Revista después de la acción. Oportunidad para obtener experiencias y/o lecciones aprendidas, de errores y también aciertos.
Por un buen tiempo fui el más novel de los administradores. Contribuyendo…pero por sobre todo aprendiendo. Interesado en las áreas de seguridad internacional y defensa, toma de decisiones y pensamiento crítico.
alejandro@armamente.cl