Si estás a pocas horas de recibir el Espadín y ser investido como Cadete en el aniversario de la Escuela Militar, si te preparas para recibir el Yatagán que te distinguirá como Cabo Dragoneante de la Escuela de Suboficiales, o si ya lo recibiste, ya sea hace poco o hace muchos años… este post es para ti.
El Espadín para los cadetes y el Yatagán para los cabos dragoneantes representan mucho más que un simbolismo en el uniforme; son el primer paso en el camino del compromiso con la institución y la patria. Estas armas marcan el inicio de una evolución natural: desde la promesa previa al Juramento a la Bandera, hasta el momento en que los oficiales reciben sobre sus hombros la responsabilidad del grado y empuñan la espada, símbolo del mando en la profesión militar. Del mismo modo, los suboficiales llevan en sus brazos con orgullo los grados que encarnan la fuerza de la institución. En cada caso, más allá del rango, la misión es la misma: liderar y comandar una pequeña unidad, ya sea un equipo, escuadra, sección o pelotón.
Pero la verdadera pregunta que surge de este acto es aún más profunda: ¿Para qué lo quieres? y, aún más importante, ¿Por qué deseas mandar? Las respuestas a estas preguntas son clave para definir el rumbo de tu futuro como comandante. En tu juventud, podrías pensar que el liderazgo se trata de obtener un grado, alcanzar un estatus o ejercer poder. Sin embargo, esa visión es un error. Liderar no es un privilegio, sino una responsabilidad que exige compromiso, sacrificio y vocación de servicio.
La verdadera razón debe ser servir. Servir a los subordinados para poder liderar, porque el mando no es un derecho, sino una responsabilidad otorgada por atribuciones legales. El liderazgo basado en el servicio no debe confundirse con servilismo. Como explica Langley Sharp, es una paradoja: una actitud contraintuitiva que exige disciplina, integridad y autenticidad. Quien no comprende ni asume este desafío no está preparado para liderar en el entorno de las operaciones militares modernas. La carrera de las armas es una profesión de servicio, en la cual, los comandantes deben ser los más comprometidos en servir al país y a sus ciudadanos, a la institución y sus tradiciones, pero, sobre todo, a sus camaradas y subordinados. Una mentalidad de servicio es la piedra angular del liderazgo, ya que es la base sobre la cual se construye la confianza y la credibilidad que permiten ser seguido no por imposición, sino por el consentimiento voluntario de quienes forman la unidad.
En su libro “Sociología Militar”, Omar Gutiérrez relata cómo un oficial alemán de la Segunda Guerra Mundial intentó resumir el funcionamiento del Ejército Alemán a nivel táctico. Describió al líder como un hombre con habilidades militares excepcionales, de tal forma era capaz de infundir en sus soldados la certeza de que los protegerá. Como líder, no solo era un modelo a seguir, sino también una autoridad todopoderosa y benevolente que se preocupa por las necesidades de su tropa, vela por sus vidas y, a través de su superioridad en entrenamiento y preparación, se convierte en la guía que los conducirá en combate[1].
¿Y por qué debe ser así? Porque servir genuinamente genera confianza, y la confianza es la piedra angular del Mando Tipo Misión (MtM), nuestra filosofía de mando y la más adecuada para los tiempos convulsos que vivimos y los que vendrán. Sin embargo, la implementación del MtM es un desafío. Incluso en ejércitos desarrollados, su aplicación ha sido limitada, como lo señala Eitan Shamir en Transforming Command. Entre los múltiples factores que dificultan su adopción, destaca uno en particular: la cultura de cada país. Esta filosofía, de origen prusiano, choca con las tradiciones y estructuras de mando de quienes intentan implementarla. En nuestro caso, el MtM está declarado como doctrina, lo enseñamos y citamos sus principios con entusiasmo, como en este mismo artículo…
Pero ¿Realmente lo aplicamos?, ¿Somos conscientes de su utilidad? y ¿Comprendemos su esencia y lo que implica? La realidad es que no del todo. La tendencia cultural chilena privilegia un mando directivo, donde se exige lo inalcanzable sin la preocupación necesaria por el personal, imponiendo autoridad en lugar de ganarse la confianza a través del ejemplo, triste pero cierto. Pero aquí viene la buena noticia: si has leído hasta aquí, es porque te interesa. Y si te interesa, significa que tú puedes cambiarlo. El liderazgo basado en la confianza no es solo una doctrina; es una decisión personal.
¿Cómo lograrlo?, es simple en teoría, pero difícil en la práctica. Como dice Simon Sinek y lo respalda nuestra filosofía de MtM, todo comienza con un propósito claro. Empieza explicando el “por qué”, define una intención clara y significativa. Lidera con el ejemplo, involúcrate en sus desafíos, preocúpate genuinamente por su bienestar y, si no puedes solucionar sus problemas, comparte el sacrificio con ellos. Un verdadero líder inspira a su gente con algo más grande que él mismo, más grande que ellos mismos, más grande que la tarea que deben cumplir. Recuerda: tú los diriges, pero ellos llevan la carga, son ellos quienes ejecutarán la misión y, si el deber lo exige, deberán estar dispuestos a dar la vida, contigo a la cabeza. Tu responsabilidad es inspirarlos para darles una razón para seguirte.
¿Por qué? Porque un soldado no elige a su comandante, pero sí elige cómo seguirlo. Y en momentos de crisis —que te aseguro vivirás pronto— esa elección será decisiva. Para ganarte su confianza, recuerda las “3C de la Confianza” que Robert Caslen y Michael Matthews describen en “The Character Edge”: Competencia, Carácter y Cariño.
- Competencia: Esfuérzate cada día por ser un profesional excepcional, tanto física como intelectualmente. Lidera con humildad y demuestra con hechos, no palabras, que tienes las habilidades para guiarlos.
- Carácter: Actúa con integridad, incluso cuando nadie parece estar mirando, porque ellos siempre estarán mirando. Toma decisiones difíciles con presencia de ánimo y haz lo correcto, sin importar el costo.
- Cariño: Preocúpate genuinamente por tu gente. Escucha, resuelve problemas cuando puedas y, si no puedes, comparte el sacrificio con ellos.
Desde ahora, portas el Espadín o el Yatagán. La responsabilidad es tuya. Sé mejor que ayer, porque el liderazgo es demasiado importante como para dejarlo al azar.
Quieres saber más:
- Caslen, Robert y Matthews, Michaerl. The Character Edge: Leading and winning with integrity. Nueva York, St. Martin`s Publishing Group, 2020.
- Gutiérrez Valdebenito, Omar. Sociología Militar: La profesión militar en una sociedad democrática . Santiago de Chile, Editorial Universitaria, 2002.
- Shamir, Eitan. Transforming Command: The pursuit of mission command in te US, British and Israeli Armies. California, Stanford University Press, 2011.
- Sharp, Langley. The Habit of Excellence: Why British Army Leadership Works. UK, Penguin Random House, 2022.
- Sinek, Simon. Start with Why: How great leaders inspire everyone to take action. Londres, Penguin Group, 2009.
[1] Omar Gutiérrez. Sociología Militar. Pag. 118.
Fuente de la imagen: Sitio web de la Escuela Militar, disponible en https://www.escuelamilitar.cl/noticias/noticia//2024/03/18/aniversario-escuela-militar-y-entrega-de-espadines