En mi artículo anterior “Filosofía aplicada al ejercicio del mando”, comenté que la ética estoica tiene una clara similitud con nuestro ethos militar a través de las cuatro virtudes cardinales. Ahora buscaremos ejemplificar el enfoque estoico de estas virtudes, como se ven reflejadas en las obras de sus estoicos clásicos.
En los complejos tiempos por los que estamos pasando como país, es importante tener una sólida “brújula moral” que nos permita actuar y tomar las mejores decisiones posibles en cualquier tipo de circunstancia o escenario. Esa brújula está dada principalmente por las virtudes cardinales, que no solo se ven en las obras de los Estoicos, sino que también están reflejadas en nuestro ethos militar; Estas son:
- Fortaleza (coraje).
En primer lugar, la fortaleza (coraje) puede ser definida como la virtud que nos permite adoptar una actitud de no rendirse y mantener nuestros objetivos, especialmente en lo propio del servicio.
Nuestro Ethos señala que se manifiesta en la capacidad de soportar las dificultades que impone la carrera y en ser capaz de asumir altas cuotas de responsabilidad a muy temprana edad.
Marco Aurelio en “Meditaciones” escribió “No te desazones, ni desfallezcas, ni te impacientes, si no logras comportarte íntegramente según los principios rectos de la filosofía; antes bien, al sentirte fracasado, vuelve a embestir de nuevo y acéptalo de buen grado, con tal que el mayor número de tus acciones se conforme con la obligación de un hombre”.
La práctica diaria de esta virtud permite generar una resiliencia especial tanto en el comandante como en los subordinados, actividad que no solo permitirá fortalecer las relaciones al interior de la unidad, si no también mejorar la toma de resoluciones y acrecentar el nivel de confianza entre ellos.
- Templanza.
La templanza es entendida como la moderación que debe sentir el ser humano, y en particular el militar, ante los placeres y deseos inmediatos. Esto toma particular relevancia en la actualidad, dada la influencia que muchos medios de comunicación ejercen sobre la sociedad, mediante la transmisión de un mensaje caracterizado por un materialismo y consumismo masivo y desechable.
Siendo aún más práctico, la templanza debe ser entendida como el control de los propios impulsos y pasiones. Epicteto en su “Enquiridión” le decía a sus alumnos: “Lo que perturba a los hombres no son las cosas, sino los juicios relativos a las cosas (…) Entonces, cuando nos sentimos contrariados, cuando estamos turbados o afligidos, no culpemos a otros, sino a nosotros mismos, es decir, a nuestras propias opiniones”.
Del mismo modo Marco Aurelio comentó “No conviene habérselas contra nadie. Porque, si eres capaz, enmiéndale. Si eres incapaz, enmienda al menos su acción. Pero, si aun de esto eres incapaz, ¿Qué utilidad sacas de irritarte? No hagas nada porque sí”[1] Sin duda, la mejor técnica es intentar dar una retroalimentación positiva a aquellos que han cometido algún error en vez de quejarse o estallar en un arrebato de ira.
Si algo sale mal, lo único útil por hacer es reflexionar en torno a los motivos por los cuales salió mal: ¿Fui claro al momento de dar las órdenes? ¿Controlé todo lo que estaba a mi alcance? ¿Le di la tarea a alguien realmente capacitado para cumplirla? Preguntas como estas, nos permiten cambiar el enfoque cuando las cosas no suceden como las teníamos planificadas.
“Practica desde ahora una conducta a la que ciñas tanto cuando estés solo como cuando estés con otros[2]”
- Justicia.
La virtud de la justicia es aquella que permite regular la voluntad que cada integrante de la institución tiene para efectivamente dar a cada uno lo que le corresponde.[3] Es finalmente la única virtud que tiene directa relación con quienes nos rodean: siempre se refiere a los demás.
En el aspecto del ejercicio del mando, nuestro ethos nos señala que los comandantes deben ser capaces de reconocer el mérito de sus subordinados, ejerciendo un trato igualitario entre ellos, sin perder de vista los eventuales detalles que pueda presentar cada situación.
Dentro de sus reflexiones al respecto, el Marco Aurelio escribió “Observa el interior de las cosas; que no se te escape, en ninguna, ni su cualidad propia ni su mérito”[4], frase que demuestra la importancia que se le debe dar al análisis, ajeno de toda influencia externa a las situaciones que surgen en el día a día.
- Prudencia (sabiduría).
Debe ser la más difícil de definir, ya que es la virtud que guía a la persona a escoger lo más adecuado en cada caso, para poder identificar el bien y elegir los medios correctos para realizarlo.
Tal cual como lo señala nuestro ethos, la prudencia corresponde a una sabiduría práctica[5] y se puede definir como la capacidad de tomar una decisión de acuerdo a las circunstancias a la que nos enfrentamos, evitando reaccionar frente a los problemas y actuando en base a nuestros principios. Se caracteriza por ser la virtud de la decisión y el riesgo por excelencia, viéndose reflejada de mejor manera en los momentos en los que el comandante debe demostrar sus capacidades de acción e iniciativa.
“Si alguna cosa exterior te aflige, no es ella la que te perturba, sino el juicio que te formas acerca de la misma; pero en tu mano tienes el abolir este juicio al instante”4
Finalmente, creo que es válido señalar que el estoicismo está claramente arraigado en nuestro ethos. En estos últimos días y debido a la situación en la que se ha visto nuestra sociedad, como militares hemos podido demostrar que a pesar de lo compleja que puede ser la situación a la que nos estamos enfrentando, lo realmente importante es desarrollar y demostrar que poseemos la voluntad necesaria para poder vivir a través de estas virtudes y aportar en el desarrollo de nuestras unidades y de nuestra sociedad.
[1] Marco Aurelio “Meditaciones”, Editorial Taurus, 2017.
[2] Epicteto, “Enquiridión”, LOM Ediciones, 2015.
[3] Ejército de Chile, “Ethos del Ejército de Chile”, 2018.
[4] MARCO AURELIO “Meditaciones”, 2017.
[5] Ejército de Chile “Ethos del Ejército de Chile”, 2018.
Militar con 10 años de experiencia, estoico en formación.