La inteligencia artificial (IA) ha tomado el mundo por sorpresa en los últimos años, transformando la forma en que se hacen las cosas en muchas industrias y la industria militar no es una excepción. La aplicación de la IA en la guerra cambia la forma de hacer las cosas.
En Chile las operaciones militares distintas a la guerra han demandado (y siguen haciéndolo) un esfuerzo relevante por parte de las instituciones de la Defensa Nacional. A lo largo de los años, la manera en que se llevan a cabo estas operaciones ha evolucionado y se ha adaptado a los desafíos actuales. Con la llegada de la IA, las operaciones militares distintas a la guerra en Chile seguramente experimentarán cambios significativos en el futuro cercano.
La IA tiene el potencial de mejorar la eficiencia y la efectividad de las operaciones militares en múltiples formas. Una de las áreas donde la IA puede marcar una gran diferencia es en el análisis de grandes cantidades de datos. Con la cantidad de información disponible hoy en día, es cada vez más difícil para los seres humanos procesarla y tomar decisiones basadas en ella de manera rápida y efectiva. La IA puede ayudar a recopilar, analizar y sintetizar grandes cantidades de datos en tiempo real, permitiendo a los militares tomar decisiones más informadas y oportunas.
Además, la IA puede mejorar la precisión y la eficiencia de las operaciones de combate. Los sistemas autónomos de IA pueden ser utilizados para llevar a cabo misiones peligrosas sin poner en riesgo la vida de los soldados. Por ejemplo, los drones autónomos equipados con IA pueden ser utilizados para realizar ataques precisos y eficientes, en zonas de guerra, minimizando el daño colateral y maximizando el impacto enemigo. Otro ejemplo, la IA puede aprender a detectar patrones en la actividad enemiga, alertando a los soldados sobre posibles amenazas. Esto permite estar mejor preparados y reducir el riesgo de bajas y daños en el campo de batalla.
La IA también tiene un papel importante en la planificación y logística de las misiones. Los sistemas de IA pueden analizar patrones de tráfico, el clima y otros factores que influyen en el éxito de la misión. La IA también puede ayudar en la planificación de rutas y la selección de las mejores opciones para el despliegue de las unidades de apoyo al combate. Por otro lado, la IA se puede utilizar en el campo de batalla para detectar y reconocer objetos y personas sospechosas. Esto es especialmente útil en situaciones de combate urbano, donde los soldados necesitan ser capaces de distinguir rápidamente entre civiles inocentes y posibles amenazas.
Sin embargo, la incorporación de la IA en las operaciones militares en Chile también plantea desafíos y preocupaciones. Una de las principales preocupaciones es la falta de control humano sobre los sistemas autónomos de IA. Aunque esta tecnología tiene el potencial de ser más rápida y precisa que los seres humanos, sigue siendo esencial que las decisiones cruciales sean tomadas por personas con la capacidad de tomar decisiones éticas y legales.
Por otro lado, la IA también plantea preocupaciones en torno a la ciberseguridad, ya que los sistemas de IA pueden ser vulnerables a ataques cibernéticos y ser utilizados por actores maliciosos para llevar a cabo operaciones de guerra cibernética. Es crucial que se implementen medidas sólidas de seguridad para proteger los sistemas de IA utilizados en las operaciones militares y garantizar la integridad y confidencialidad de la información.
Además, la IA plantea interrogantes éticas sobre el uso de la fuerza militar. Si bien la AI puede ser utilizada para minimizar el daño colateral y maximizar el éxito en las operaciones militares, también plantea preguntas sobre el papel de la humanidad en el combate y la responsabilidad por las acciones tomadas por sistemas autónomos de IA. Es necesario establecer límites éticos y legales claros para el uso de la IA en operaciones militares y garantizar que se cumplan los estándares internacionales de derechos humanos y leyes de guerra.
Sin embargo, a pesar de todos estos beneficios, hay ciertas preocupaciones sobre la dependencia de la IA en la toma de decisiones militares. ¿Qué pasa si la IA toma decisiones equivocadas? En última instancia, el papel de la IA en las operaciones militares es incierto, si bien tiene el potencial de mejorar la precisión, la eficiencia y la efectividad de las fuerzas militares, también conlleva ciertos riesgos y preocupaciones.
A lo anterior, es relevante contar con planes académicos actualizados, tanto en las escuelas matrices como también en las de armas y servicios, ya que la velocidad con la cual se desarrollan aplicaciones y sistemas, dejan atrás en conocimiento incluso a especialistas con formación exclusiva del mundo civil. La actualización de las mallas curriculares, además de la incorporación de elementos disruptivos a lo netamente militar, hace que quien desea seguir la carrera de las armas, tenga la posibilidad de “mirar fuera de la caja”, logrando alcanzar un nivel de análisis crítico más avanzado, así como también sus capacidades creativas se vean potenciadas.
Finalmente, la incorporación de la IA en las operaciones militares en Chile tiene el potencial de mejorar la eficiencia y la efectividad de las fuerzas armadas. Sin embargo, también plantea desafíos y preocupaciones en términos de control humano, ciberseguridad y ética, por lo que resulta necesario destinar tiempo al estudio y análisis de los alcances de esta tecnología en las operaciones militares.
Fuente de la imagen: Página web del Army University Press (https://www.armyupress.army.mil/Journals/Edicion-Hispanoamericana/Archivos/Primer-Trimestre-2021/Operativizar-la-inteligencia-artificial-para-la-guerra-algoritmica/)
MSc. en Ciencias Militares, Analista en Inteligencia y Ciberseguridad, pensamiento crítico y análisis de riesgo operacional, Oficial de Reserva de la Escuela Militar por vocación y corazón.
Haciendo un análisis del texto presentado, la inteligencia artificial alberga un enorme potencial para optimizar la eficacia y eficiencia de nuestras fuerzas armadas, ya que permite analizar vastas cantidades de información, acrecentar la precisión en operaciones militares y mejorar aspectos logísticos.
No obstante, históricamente han existido preocupaciones legítimas respecto al control humano sobre sistemas de IA, su vulnerabilidad en ciberseguridad y las implicancias éticas de su empleo en el ámbito castrense. Afortunadamente, muchas de estas inquietudes hoy en día tienen soluciones prácticas; como la incorporación de supervisión humana en el diseño de estos sistemas, el desarrollo de protocolos en ciberseguridad y la generación de debates y marcos regulatorios para asegurar un uso ético y responsable de este tipo de tecnología.
Si bien es necesario tener cautela frente a innovaciones como la IA, una implementación ética puede potenciar la efectividad militar reduciendo riesgos.
Por tanto resulta valioso mantener una discusión continua sobre cómo integrar adecuadamente estas tecnologías emergentes en nuestras instituciones. Es de mucho provecho e interés por tanto su publicación, ya que contribuye a poner en el escenario actual perspectivas sobre este importante tema.
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