Liderar es establecer un vínculo de confianza, en el que el seguidor se abre a reflexionar sobre sus creencias, afectos y valores mientras el líder apoya esta reflexión, transmitiendo una visión y los valores que permiten alcanzarla. Es algo que en su forma natural ocurre en relaciones personales, cercanas a la amistad o la mentoría en que los más experimentados transmiten sus aprendizajes a los que vienen llegando.
Ahora bien, en instituciones que dependen de una base ética para funcionar adecuadamente, como lo que ocurre con múltiples instituciones educacionales, de salud, gestión del Estado y las fuerzas armadas y del orden, en las que además las jefaturas y compañeros pueden cambiar frecuentemente, el liderazgo se transforma en un esfuerzo organizacional formal.
La importancia de estos esfuerzos se hace más relevantes a medida que el cambio social es más intenso y también cuando el trabajo produce más desgaste o aparecen intentos por influir y cooptar el ethos institucional. Para entender esto basta con observar como la pérdida del sentido de propósito y el orgullo institucional van derivando en burnout y desesperanza, facilitando la aparición de problemas interpersonales y mal desempeño.
Por todo lo anterior es que la formación en liderazgo es de vital importancia. Pero esto nos abre a otras preguntas ¿Basta con enseñar a liderar? y ¿Es posible que una persona pueda actuar como líder eficaz con independencia de otros roles? La experiencia y la evidencia nos indican que la respuesta es negativa a ambas preguntas (1). Antes de liderar es necesario que uno pueda desempeñar adecuadamente otros siete roles.
- Colaborador de su propia jefatura: El primer rol en términos de impacto en el desempeño es el de colaborador, que no es lo mismo que empleado o subalterno, que aludirían a roles más pasivos. De hecho, en inglés hoy se habla de followership (2), un concepto que destaca la función de apoyo, entendiendo la intención del superior, generando confianza en que se comparten los criterios y proporcionado información para mejorar las estrategias y planes de implementación.
- Compañero de equipo (Teammate): Un rol que supone la posibilidad de planificar en conjunto, integrando puntos de vista, mediando desacuerdos y buscando la generación de soluciones de la mejor calidad posible.
- Gestor de la relación con contrapartes externas: Gestionando los vínculos con otras instituciones en la lógica que continuar lo que han hecho antecesores y preparar a los que nos sucederán, de modo que sea posible dar continuidad a las políticas y proyectos de la institución.
- Proveedor: ya sea que tengamos usuarios internos o que nos hagamos cargo de un servicio que proporcionamos a la población, es clave trabajar junto a nuestros usuarios y lograr que desarrollen las capacidades necesarias para aprovechar lo que les proveemos. Como ejemplo podemos pensar en un profesor que debe lograr que sus estudiantes apliquen en la práctica o de un médico que debe lograr que sus pacientes sigan el tratamiento, que son casos en los que es evidente que el resultado final depende del usuario o sus comunidades, lo mismo que en seguridad.
- Gestor de proveedores: tanto o más importante que lograr adherencia de nuestros usuarios y la población es lograr que aquellos que nos proveen servicios se coordinen con nosotros y entre sí, de modo que tengamos respuestas oportunas y adaptadas a nuestros requerimientos.
- Planificador operativo: Con todo lo anterior podemos planificar las acciones requeridas para lograr nuestros objetivos, controlando riesgos y detectando los momentos en que tenemos que generar opciones en nuestros cursos de acción.
- Supervisor: Este rol refiere al traspaso del plan a la gestión de las capacidades individuales y colectivas del equipo, asegurando el cumplimiento de las metas y la continuidad operacional. Cuando los colaboradores son maduros es posible que este rol se limite a traspasar intenciones, pero en otros puede abarcar una gran cantidad de ámbitos, desde el diagnóstico de brechas al entrenamiento y desarrollo de habilidades.
El liderazgo solo es posible en la medida que es ejercido por alguien que sabe cómo obedecer de acuerdo a sus funciones, que ha desarrollado redes de confianza dentro y fuera de la institución y por lo tanto puede colaborar de manera efectiva, haciéndose responsable por lo que va a pasar cuando ya no esté. Una persona que coordina lo que necesita y planifica anticipando requerimientos y riesgos. Esto es lo que le permite generar una visión, ganarse la confianza e influir con sentido. De lo contrario, sus llamadas a mejorar solo van a ser un discurso vacío, lleno de “frases hechas” sobre el compromiso y un deber que él o ella misma no han sabido comprender.
(1) Pucheu, A. (2017). ¿Basta solo con liderazgo? Roles y desafíos de ejecutivos de organizaciones estatales. Ciencia & Trabajo, 60, 137-142.
(2) Floowership es un concepto de creciente importancia, ver como ejemplos Berg, P. (2014). The importance of teaching followership in professional military education. Military Review, 94(5), 65-71 o Hawley, K. A. (2023). Followership Development in the United States Army: Developing Effective Followers to Lead Soldiers into the Future (Doctoral dissertation, University of Charleston-Beckley).