Creo que muchos de nosotros, en más de una oportunidad, hemos escuchado frases como “lo más importante es entender el ambiente operacional”, “no se puede planificar sin conocer el entorno” o “la base del éxito es la comprensión del ambiente”. Casi como un dogma de fe, esto es repetido en diferentes instancias de formación, asimilándose a un mantra, buscando que esto quede prácticamente incrustado en la corteza cerebral. No cuestiono la intención, pero si el fondo del asunto, ya que, aunque la comprensión del entorno o ambiente operacional (AOP) es fundamental, no siempre se logra fundamentar el por qué de esta aseveración, por lo que cabe cuestionarse cuál es el real valor de uso que tendrá esta comprensión y por qué es tan relevante. Por ello, el propósito de este texto es argumentar por qué la comprensión del ambiente operacional es el elemento habilitador esencial que sostiene al proceso de las operaciones. Para lograrlo, se plantean cuatro ideas principales, siendo la primera de ellas la comprensión del concepto mismo. Seguidamente, la interpretación de una realidad compleja mediante su descomposición en variables. Luego, la necesidad de comprender la realidad presente para proyectar condiciones futuras y, finalmente, las restricciones o limitaciones que impone al empleo de capacidades.
Inicialmente, lo primero que debemos entender es qué es el AOP. Existen varias definiciones y muchas de ellas son tanto complejas como poco prácticas. Sin embargo, la doctrina institucional lo sintetiza de forma útil al señalar que “es el compuesto de condiciones, circunstancias e influencias que afectan el empleo de las capacidades militares”[1]. Al revisarla, podemos darnos cuenta que va más allá de lo meramente físico, es decir, es más que solo el “terreno”. Son elementos que dan contexto o un marco situacional a una operación, como la situación de seguridad en un lugar determinado o la efervescencia política propia de alguna elección, ya que tales elementos condicionan el empleo de fuerzas militares, aunque no sean un elemento militar por sí mismas. Igualmente, la presencia de refugiados, desplazados o migrantes en tránsito en un área de operaciones impondrá desafíos a la fuerza militar, ya que deben evitar el contacto para mantener el secreto de la operación y se debe velar por reducir al mínimo el daño colateral. Otro ejemplo es la presencia de infraestructura crítica para la población dentro de un área donde se realizará una operación, ya que, si es dañada debido a la acción militar, será la población civil la que sufrirá las consecuencias. Así, entendemos que el AOP es el contexto, físico y no físico, de una operación militar, siendo fundamental que los comandantes de todos los niveles lo tomemos en consideración a la hora de planificar.
De este modo, podemos darnos cuenta que el AOP es un poco más complejo de lo que podría imaginarse, ya que en él intervienen variables y factores que van más allá de lo militar, pero impactan directamente en qué fuerza emplear y cómo hacerlo. Para facilitar lo anterior, todos los comandantes podemos emplear herramientas que nos ayuden a “simplificar la complejidad”, esto es, crear modelos que nos permitan construir aproximaciones a la realidad, mediante la interpretación de las distintas condiciones, circunstancias e influencias, determinando cómo están relacionadas y concluyendo sobre cómo esas relaciones tienen un impacto en el contexto de las operaciones o AOP. De esta manera, herramientas como el IPB, el JIPOE o la perspectiva de sistemas, entre otros, nos ayudan a construir conocimiento sobre lo que está ocurriendo y, de esa forma, comprender nuestro entorno.
Por otra parte, es necesario mencionar que, dentro de la planificación, hay un hito que marca el resto del proceso por su grado de relevancia y porque orienta todos los esfuerzos posteriores, la definición del estado final deseado (EFD). Esto es porque el EFD representa una declaración de las condiciones que debemos lograr con la operación, sin embargo, para poder lograr esto, debemos entender dónde y cómo estamos para poder definir la realidad proyectada que queremos alcanzar. Puesto de manera sencilla, es indispensable saber dónde estoy y dónde quiero ir, para determinar cómo llegar. En síntesis, no podremos definir de manera realista nuestro EFD si no conocemos y entendemos nuestro AOP.
De esta forma, habiendo entendido qué es el AOP y que es indispensable para proyectar las condiciones deseadas al final de la operación, también es necesario señalar que es fundamental para decidir sobre cómo vamos a operar, es decir, los cursos de acción o COAs, que describen las formas o modos en que emplearemos la fuerza. Pero ¿cómo influye el AOP en esto? La respuesta es que el entorno impone condiciones al empleo de las capacidades disponibles, las que se ven reflejadas en restricciones, limitaciones o riesgos, lo que nos obliga como planificadores a ser creativos y eficientes para generar opciones que cumplan con dos imperativos: cumplir la misión y hacerlo dentro de los “límites” que el AOP nos impone. Un claro ejemplo de lo anterior es la situación que se vive en Ucrania, donde diariamente se puede observar cómo estas condicionantes afectan las operaciones y a la población civil, generando desplazados dentro del territorio ucraniano, refugiados que se trasladan hacia otros países, sin contar los cuestionamientos de la comunidad internacional a la legitimidad de la operación rusa y la manera en que se ha desarrollado.
En suma, la comprensión del AOP no es algo que se nos imponga, es una necesidad si queremos operar de forma eficiente, ya que las variables militares y no militares que influyen en él condicionan el empleo de la fuerza militar y nos exigen ser creativos a la hora de planificar las operaciones. Además, nos va a permitir proyectar condiciones realistas al término de las operaciones, lo que se traducirá en entregar “buenas tareas” a nuestras unidades, de acuerdo con sus capacidades y en coherencia con el contexto del AOP.
[1] Ejército de Chile (2019). DD-10001 “La Fuerza Terrestre”.
Militar con 20 años de experiencia. Interesado en seguridad, defensa y educación.