123456; Contraseñas y criptografía

Veamos

Cada día, cuando revisas tu correo electrónico, accedes a redes sociales o realizas compras en línea, una contraseña protege el acceso a tu información personal y los sistemas criptográficos aseguran que, incluso si un mensaje es interceptado, este sea ilegible para cualquier intruso. Desde los primeros sistemas de seguridad hasta el complejo mundo digital actual, las contraseñas han sido la primera línea de defensa. Sin embargo, el 83% de las personas usan contraseñas débiles, dejando sus cuentas vulnerables a ataques (Varonis, 2023). Esto contribuye a que millones de datos sean expuestos cada año (Verizon, 2023). La privacidad en el mundo digital depende en gran medida de contraseñas seguras y de sistemas criptográficos efectivos.

Aquí exploramos cómo contraseñas y criptografía han evolucionado conjuntamente para protegernos a lo largo de la historia y cómo siguen siendo esenciales en la seguridad digital actual.

La evolución

Las contraseñas, en su forma básica, han servido como llaves para proteger lo que es importante, ya sea un espacio, información o la capacidad de realizar una acción. En la antigua Roma, los centinelas usaban “contraseñas arcanas” o códigos secretos como silbidos o frases clave para identificar aliados y detectar enemigos. Estas señales, incomprensibles para los extraños, eran una primera línea de defensa en tiempos de guerra.

Con la llegada de la era informática, las contraseñas evolucionaron para proteger información digital. Al principio, eran simples palabras clave para acceder a información básica. A medida que la tecnología avanzó y las amenazas cibernéticas se volvieron más sofisticadas, las contraseñas también tuvieron que mejorar.

Paralelamente, la criptografía, que se enfoca en proteger la información mediante la codificación de mensajes, ha sido crucial en la historia de la seguridad. Durante la Guerra del Pacífico, los operadores de telégrafos utilizaban códigos Morse codificados para transmitir mensajes de manera segura, evitando que la información cayera en manos enemigas (Saavedra, 2020). Este ejemplo histórico muestra cómo la necesidad de proteger la información ha sido una constante, independientemente de la tecnología utilizada.

Un hito en la historia de la criptografía es el descifrado de los mensajes de la máquina Enigma utilizada por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Este logro, liderado por Alan Turing en Bletchley Park, fue fundamental para acortar la guerra y salvar millones de vidas. La máquina Enigma usaba un cifrado extremadamente complejo, con millones de combinaciones posibles para cada mensaje. Sin embargo, el desarrollo de la máquina “Bombe” permitió descifrar estos mensajes mucho más rápido.

Desafíos Actuales

Hoy en día, las contraseñas siguen siendo esenciales para proteger nuestras cuentas e información personal. Pero, a medida que nuestras vidas se digitalizan, los desafíos relacionados con las contraseñas se han vuelto más complejos. Crear contraseñas débiles o reutilizarlas en múltiples cuentas incrementa el riesgo de ataques cibernéticos (Google & Harris Poll, 2023).

Durante la Segunda Guerra Mundial, los criptógrafos aliados descifraron mensajes codificados por Enigma en parte porque los operadores alemanes usaban frases predecibles, como “Heil Hitler”, lo que exponía vulnerabilidades del sistema. Hoy, el uso de contraseñas comunes sigue siendo una debilidad significativa.

Para proteger las contraseñas almacenadas en sistemas modernos, se utiliza hashing, un proceso criptográfico que convierte una contraseña en una cadena única de caracteres, conocida como hash. Esta cadena es irreversible, lo que significa que, incluso si un atacante accede a los hashes, no podrá deducir las contraseñas originales. Sin embargo, las contraseñas débiles siguen siendo vulnerables a ataques de diccionario o fuerza bruta, subrayando la importancia de crear contraseñas fuertes y únicas.

Además, los mecanismos de autenticación se basan en tres factores clave: lo que uno sabe (una contraseña o PIN), lo que uno tiene (un dispositivo como un teléfono o tarjeta de seguridad), y lo que uno es (características biométricas como huellas dactilares o reconocimiento facial) (Schneier, 2019). Para mayor seguridad, se recomienda utilizar al menos dos de estos factores, en un enfoque conocido como autenticación multifactor (MFA).

Mirada al Futuro

Con el avance de la tecnología, es posible que las contraseñas tal como las conocemos hoy desaparezcan. Una tendencia en crecimiento es la autenticación biométrica, que utiliza características físicas únicas, como huellas dactilares, reconocimiento facial o escaneo de retina, para verificar la identidad. Este método es mucho más seguro que las contraseñas tradicionales (Miller, 2022).

Otra tendencia es la autenticación sin contraseñas, que está siendo adoptada por grandes empresas tecnológicas. Este método elimina la necesidad de recordar contraseñas, utilizando dispositivos de confianza, como teléfonos móviles, llaves de seguridad o correos electrónicos, para generar códigos de acceso temporales. Esto no solo mejora la seguridad, sino que también simplifica la experiencia del usuario.

Además, la inteligencia artificial (IA) está empezando a desempeñar un papel crucial en la seguridad digital. Los sistemas de IA pueden analizar patrones de comportamiento para identificar actividades sospechosas y bloquear accesos no autorizados. La IA, junto con la criptografía avanzada, podría permitir la creación de sistemas de autenticación más seguros e intuitivos.

El mayor reto sigue siendo la adopción masiva, es decir, el cambio en los hábitos de las personas. Aunque las nuevas tecnologías ofrecen soluciones más seguras, muchos usuarios y organizaciones son reacios a abandonar las contraseñas tradicionales por su familiaridad y simplicidad percibida. El futuro de la seguridad digital dependerá de nuestra capacidad para educar a los usuarios sobre los riesgos de las contraseñas débiles y las ventajas de las nuevas tecnologías.

Para ir cerrando

A lo largo de la historia, tanto las contraseñas como la criptografía han sido esenciales para proteger lo que consideramos valioso. Desde los códigos secretos utilizados por los romanos hasta las contraseñas y sistemas criptográficos actuales, la seguridad ha evolucionado junto con las amenazas. A medida que la tecnología avanza, las contraseñas podrían evolucionar o ser reemplazadas por métodos más avanzados, como la autenticación biométrica o los sistemas sin contraseñas.

Sin embargo, el éxito de estas innovaciones no dependerá solo de la tecnología en sí, sino también de nuestra disposición a adoptarlas y de nuestra capacidad para educarnos sobre la importancia de la seguridad digital. Mientras contraseñas y criptografía sigan siendo parte de nuestras vidas, es crucial tomar medidas para crear contraseñas fuertes y únicas, y entender cómo las soluciones criptográficas trabajan para protegernos en un mundo cada vez más digital.

 

Referencias
• Eve, M. P. (2016). Passwords: Protecting Your Digital Life. Columbia University Press.
• Google & Harris Poll. (2023). Encuesta sobre hábitos de contraseñas. Google. Recuperado de https://www.google.com.
• Miller, M. (2022). La próxima era de la autenticación digital. Harvard Business Review. Recuperado de https://www.hbr.org.
• Saavedra, R. (2020). Las telecomunicaciones en la conducción de las operaciones durante la Guerra del Pacífico. Santiago, Chile: Ediciones Militares.
• Schneier, B. (2019). Autenticación multifactor y seguridad digital. Wiley. Recuperado de https://www.schneier.com.
• Varonis. (2023). Informe sobre ciberseguridad: El estado de las contraseñas. Varonis Systems, Inc. Recuperado de https://www.varonis.com.
• Verizon. (2023). Informe de investigación sobre violación de datos (DBIR). Verizon. Recuperado de https://www.verizon.com.